Conocer al detalle qué animales y plantas vivían en As Pontes hace más de 30 millones de años. Ese es uno de los objetivos de Blanca Moncunill-Solé y Alejandro Blanco, dos paleontólogos del grupo BIOpast de la Universidade da Coruña que, entre sus líneas de investigación –él está especializado en el estudio taxonómico de peces, anfibios y reptiles, fundamentalmente cocodrilos, y ella en pequeños mamíferos en ecosistemas insulares–, analizan una colección de más de 60 restos fósiles encontrados en la antigua mina de lignito, que marcó durante décadas el pulso industrial de la localidad.
“Hace años, cuando estaba empezando la carrera, me llegaron los rumores y el boca a boca de que salían fósiles de la mina. Ya en Sabadell, cuando estaba preparando mi tesis, empecé a moverme un poco más y a preguntar por el tema. En aquel momento eran propiedad de Endesa, que estaba en negociaciones con el Ayuntamiento por el cierre de la central. En 2020, esos fósiles pasaron a manos del Concello y, tras una serie de conversaciones, nos dejaron estudiarlos”, explica Blanco, que remarca que su interés es todavía mayor al haber estudiado en el pasado grupos de animales que se encontraban en la localidad pontesa, como cocodrilos, anfibios o peces.
Una vez en sus manos, los paleontólogos comprobaron que los fósiles se encontraban “muy mal preservados, muy delicados”, por lo que tuvieron que pasar primero por un proceso de restauración. “Se consolidaron externa e internamente. Estaban en tan mal estado que se deshacían sólo con el aire”, explica el investigador, añadiendo que “ahora que los tenemos consolidados, podemos estudiarlos en unas condiciones que no supongan su deterioro con el paso del tiempo”.
Para ello, someten estos vestigios del pasado a tomografías, lo que les permite analizarlos en detalle sin dañarlos, viendo el interior del fósil, y crear una copia digital. “Además, en una mesa de tamices, estamos lavando muestras de sedimentos para localizar fósiles adicionales”, comenta Blanco, que bromea al recordar que “siempre aparece algún gracioso que nos pregunta si estamos buscando oro”.
Ambos investigadores emplean, además, la fotogrametría –que posibilita reconstruir un objeto en tres dimensiones mediante fotografías sacadas desde diferentes ángulos– y un escáner de superficie. “Usamos distintas metodologías de digitalización, pero al final, con cualquiera de ellas, lo que conseguimos es una réplica virtual del fósil original en 3D”, añade el paleontólogo.
Entre las ventajas de estos métodos, además de la reducción del riesgo de deterioro de los restos, está que permiten contar con un punto de partida para análisis posteriores. “Además, si colaboramos con expertos de universidades de otros países, podemos compartir la información”.
“Mi objetivo es estudiar estos hallazgos científicamente y publicarlos, describiendo y dando a conocer lo que hay. Saber qué fauna y qué flora había en Galicia hace 30 millones de años”, expone Blanco.
Posteriormente, apunta que estaría encantado de “prestar asesoramiento científico para una futura exhibición de los fósiles. Creo que la intención es musealizar lo encontrado en la mina”, añade el investigador, que explica que las primeras conclusiones del proyecto que comparte junto a Moncunill-Solé –que cuenta con financiación tanto autonómica como estatal– podrían estar listas en 2027.
El paleontólogo remarca la importancia de poder estudiar estos fósiles ponteses. “Lo que nos queda a día de hoy se lo debemos a trabajadores y a un geólogo de la mina, Ramón Valle, que en su momento se preocuparon por ellos. Salvaron lo que pudieron”, lamenta, incidiendo en que “se destruyó mucho material fósil en la zona”. Pese a todo, incide en que “de vez en cuando me encuentro a gente que me dice que conoce a alguien de As Pontes o de la zona que tiene algún resto en sus casas”.
En este sentido, los investigadores demandan que “se pongan en contacto con nosotros, para que podamos desplazarnos y digitalizar in situ el fósil, para llevarnos una copia. Solamente queremos tener constancia de qué más existe que no sepamos”, comenta Alejandro Blanco.