El fenés Pepe Rivera: en busca del tallista "aventajado" que aprendió de Guillermo Feal

Aprendiz del escultor durante seis años, este vecino de Fene de 85 años conserva un taller de madera al que acude a diario a tallar
El fenés Pepe Rivera: en busca del tallista "aventajado" que aprendió de Guillermo Feal
Pepe y su autorretrato en el taller de Mundín | Jorge Meis

En la aldea fenesa de Mundín, en Perlío, una nave industrial emerge entre los árboles. Se llega discurriendo por una pista sinuosa, al lado de un regato. En la puerta se anuncia que allí está el taller de José Rivera López, al que encontramos en su interior, colocando justamente —porque el azar es así de caprichoso— un marco en el que conserva el diploma que Guillermo Feal le otorgó por haber sido su aprendiz entre 1951 y 1957, "aprendiendo y ejercitando la talla, tanto en madera como en piedra".

 

Reconocía Feal con su rúbrica y su sello que "como persona fue ejemplar, y que tanto como alumno primero y más tarde como operario, fue de los más aventajados en las ya mencionadas labores". Pepe nos lo muestra con orgullo, recordando que lo suyo fue vocacional: "Aos 9 anos ía para a igrexa e non facía máis que mirar para os santos", dice. Rodeado de maderas, virutas, herramientas, maquinaria y bancos de carpintero, el taller se ha convertido en su refugio diario a sus 85 años.

 

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El diploma de Feal a Pepe Rivera | Jorge Meis

El destino quiso que durante sus años aprendiendo del gran escultor de la comarca se le encargasen a Feal algunas de sus obras más emblemáticas para la Semana Santa ferrolana, entre ellas el trono del Nazareno y el Cristo Yacente de la Cofradía de las Angustias. Recuerda Pepe que, para esos encargos, contaron con "un tallista que veu de Santiago, discípulo de don Francisco Asorey [afamado escultor], del tamén aprendemos moito e moi ben".

 

Modelo para el Yacente

 

La anécdota curiosa es que Pepe no solo trabajó, sino que también sirvió de modelo para que Feal cogiese las medidas del torso del Yacente durante todo un día. "Aínda colleu a anatomía por min... Púxenme espido de cintura para arriba e pin, pan... Tiven que estar deitado nunha táboa e el modelaba e sacaba as proporcións", recuerda entre risas, sin darle importancia a esta curiosidad que a nosotros nos parece un maravilloso nexo entre el pasado y el presente de nuestra Semana Santa.

 

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Pepe en uno de sus bancos de carpintero | Jorge Meis

Aprendió a dibujar, a modelar y a tallar y se considera "primeiro, escultor; despois, tallista, e terceiro, ebanista". Este último oficio que enumera es que le acompañó más tiempo en su vida, puesto que los encargos religiosos siempre son menores; no obstante, hay obra de Pepe en la iglesia de Fene y también en Sillobre, entre otras capillas de la comarca. "O taller de Feal en Faxardo estaba dividido en tres: un deles para a talla, outro para facer mobles e o último para a ornamentación en madeira, así que un se fixaba tamén", reconoce.

 

Trabajó para mueblerías e incluso para carpintería de barcos desde los años 70, cuando empezó con su propio taller, en el que llegó a tener hasta siete empleados. También formó, a través del Concello de Fene primero y después del de Narón, a mucha gente joven que quería aprender el oficio. Sin embargo, Pepe tuvo tiempo para dedicárselo a otra de sus aficiones, la música, estudiando solfeo y piano en el Conservatorio de A Coruña y tocando después en varias orquestas de la zona el órgano, el acordeón y la flauta travesera.

 

Un hombre culto y vanguardista

 

"Levábame moi ben con Guillermo, era un home tranquilo, parábase moito cos aprendices e era moi bon mestre", concluye, mientras sus manos regresan a una pequeña talla de San Lucas que está preparando para regalársela a un médico por ser su patrón. Sobre el carácter de Feal, la historiadora y periodista Ana Martín confirma que sí era un hombre "que te cae bien". Ella tuvo la suerte de pasar varias tardes con él entrevistándolo porque "era amigo de mi padre [Alfredo Martín]" y reconoce que "parecía un hombre muy bruto, hasta físicamente, pero tenía mucha cultura de fondo".

 

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Pepe trabajando en el San Lucas | Jorge Meis

Martín, aunque no le gusta que la tildemos de "experta", ha estudiado la figura y la obra de Feal para un trabajo que se difundirá esta Semana Santa a través del número 11 de Pasión Ferrolana, la publicación que promueve Cope Ferrol, coincidiendo con el centenario de su nacimiento en Fene. "Aprovecho para hacer un recorrido por sus obras en la Semana Santa y, al mismo tiempo, con afán didáctico, se explica cómo nace la iconografía del Yacente o por qué se representa así María Magdalena".

 

Además del tronito y el Yacente, y del trono del Nazareno, a las Angustias les hizo el trono de la Caridad y el Silencio, y la arqueta y el martillo que se usan el Sábado Santo. A la Cofradía de la Soledad le talló el trono de su titular y el de San Pedro, además del trono y la imagen de la Magdalena, que "decía que era su obra más querida porque había hecho una pieza distinta, más moderna, siguiendo la estela de Asorey e Isidoro Brocos, que fueron rompedores a nivel nacional en las vanguardias, y desde Galicia, que era una dificultad añadida". 

 

La mirada de la Magdalena

 

"Feal copia toda esa ruptura de la estatuaria en la Magdalena y lo hace en un trono redondo, que nunca se había visto", destaca Ana Martín, añadiendo que sobre esta obra "decía una frase que se me quedó grabada: 'Hay que buscarle el alma en la mirada'. Y es verdad, tiene una mirada, si la ves de cerca, muy bonita. Con un color azul pintado encima de la madera. Es muy tierna". El escultor también mostraba orgullo a nivel técnico de su Yacente, "porque siendo un artista local, que no tenía una gran formación académica, que únicamente pudo estar unos meses en Santiago y visitó de oyente la Academia de San Fernando de Madrid, fue capaz de hacer algo muy bueno".

 

Le contamos a Ana Martín que hemos conocido a Pepe, indicándole que asegura que el escultor se sirvió de su torso para las proporciones del Yacente y confirma que "no hay documentación al respecto que nos permita verificar estas cuestiones". No obstante, recuerda que Guillermo Feal le contó a ella que "el rostro lo sacó por un tabernero que tenía el negocio cerca de su taller" y ella lo publicó en un artículo, recibiendo la reprimenda de la familia del hombre que, según ellos, tenía una tienda de ultramarinos y no una taberna. "No me dejaron publicar la fotografía de su padre, pero veías su cara y la del Yacente y era clavado", sentencia divertida.

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