Los vecinos de Ferrol que acostumbran a transitar a diario por la plaza de España habrán podido apreciar que, desde hace días, el servicio de Parques e Xardíns está acometiendo importantes labores de desbroce y retirada de especies en los parterres del espacio. Los trabajos, como confirmó esta semana el gobierno local, darán continuidad a los iniciados a finales del año pasado en algunas de las jardineras del área y que buscan dar una nueva imagen a uno de los principales puntos de entrada al casco viejo de la ciudad naval manteniendo su configuración actual.
Las actuaciones, como explicó el edil de Obras e Servizos, José Tomé, tienen otro objetivo además del estético: aportar mayor visibilidad a la plaza, eliminando zonas “oscuras” y puntos ciegos y, con ello, incrementando la seguridad de los ferrolanos. Y es que, a juicio del Concello, el estado actual del área está provocando que muchos ciudadanos tengan miedo a cruzarla, especialmente por sus laterales, una vez ha oscurecido.
“Lo que se está haciendo es despejar las zonas verdes para convertirlas en jardines más acordes con los tiempos que corren”, explica Tomé, subrayando que, con ello, se intenta dar respuesta “a una de las mayores quejas de los vecinos”. De hecho, el concejal ferrolano avanzó que también se contempla en un futuro próximo la sustitución de las farolas actuales por otras de tecnología LED, de mayor pontencia y menor consumo, pues otra de las denuncias recurrentes de los vecinos es que los puntos de luz existentes son insuficientes.
Las labores iniciales de preparación del espacio, al margen de las realizadas en diciembre, por el momento se están centrando en la retirada de todos los arbustos de buena parte de los parterres, que por primera vez en una década dejan a la vista su base terriza. Así, las jardineras del margen más próximo a Recimil, incluidas las circulares, ya se están despejando, mientras que los elementos con especies arbóreas se han adecentado, reduciendo notablemente el volumen de maleza y perfilando la que se conservará.
El siguiente paso, antes del plantado de nuevas especies, será repetir la operación en el extremo opuesto de la plaza, añadir y “mejorar” la tierra en las jardineras y acometer la renovación del sistema de riego –uno de los puntos de fuga detectados en la red de suministro de las zonas verdes, que desde hace años mantenía perpetuamente mojada la senda trasera del área infantil y que goteaba por el acceso subterráneo al aparcamiento, fue arreglado la semana pasada–.
De un modo más concreto, el representante de la adjudicataria del contrato de Parques e Xardíns –la UTE formada por Geseco y Copasa– y responsable de dirigir los trabajos, Fernando Fernández, detalla que se han retirado las plantas de los géneros callistemon, westringia y grevillea de mayor tamaño –conservándose las más pequeñas– y que la idea es mantener un volumen bajo en los arbustos que se mantengan.
Respecto a las unidades que poblarán las renovadas zonas verdes, el Concello no ha seleccionado de momento variedades concretas, pero ya ha establecido que optará por plantas de porte medio y bajo junto con flor de temporada, aunque, como explica Eugenia Revuelta Seijo, la nueva ingeniera técnica agrícola del Concello, se está desarrollando un plan para reducir la dependencia de estas últimas, lo que facilitaría el mantenimiento y permitiría al servicio municipal actuar de forma más eficiente. “Es mucho más exigente, así que lo que pretendemos es tener más vegetación perenne o vivaz, que puedan durarnos más tiempo”, relata la profesional, detallando además que se trata de especies más “sostenibles”, porque requieren menos agua y su cuidado no exige tantos recursos.
“También buscamos mejorar la seguridad en la plaza, pues había arbustos que se habían desmadrado y no permitían la visibilidad”, afirma, reiterando que la intervención se debe acometer teniendo en cuenta “que es un espacio público y que no estamos haciendo el jardín de casa”, afirma. En este sentido, la responsable apunta que deben trabajar “con lo que tenemos”, dado que cambiar la configuración de las zonas verdes –por ejemplo, moviendo los parterres o creando otros nuevos– supondría “una inversión mayor” de la realizada en su momento para la segunda reforma del espacio, en 2014, por lo que “lo que pretendemos es mejorar la plaza, dando un poco de color a la vegetación y crear puntos de interés y zonas de estancia en las que la gente se encuentre más cómoda”.
En cuanto a los árboles, el Concello también pretende sustituir aquellos que se han secado y, de ser necesario, plantará otros nuevos para crear mayores zonas de sombra –a modo de ejemplo, Revuelta Seijo detalla que los tilos y prunos que se encuentran en los extremos del espacio gozan de buena salud, pero es necesario intervenir en el sustrato para poder generar islas térmicas–. Y es que, como apunta la técnica, al tratarse de una zona con un pavimento de gran dureza y tonos oscuros, tiende a “acumular muchísimo calor”. A esto se sumaría el hecho de encontrarse sobre un aparcamiento, lo que, a juicio de la profesional, limita enormemente la capacidad de actuación del servicio municipal.
La situación actual de la plaza de España es un tema sensible dentro del palacio municipal, siendo un fiel reflejo de lo que, hasta hace relativamente poco, era la política ferrolana. Nacido de un acuerdo conjunto de 1999 entre PP, PSOE y BNG para soterrar el acceso al núcleo urbano del tráfico rodado y crear un aparcamiento subterráneo, las obras en el espacio se iniciaron en 2002 con la retirada de la estatua ecuestre del dictador Francisco Franco y el comienzo de las excavaciones.
Las propuestas para el mismo, no obstante, comenzaron a variar con cada mandato, pasando del diseño inicial presentado por el nacionalista Xaime Bello, a uno con un edificio de 21 metros de altura planteado por el popular Juan Juncal en 2005 –y rechazado por el pleno– al más cercano al actual, acometido por el socialista Vicente Irisarri entre 2008 y 2010, que incluía instalaciones deportivas subterráneas –también vetadas por la corporación ferrolana–. Así, el proyecto inaugurado hace tres lustros, aunque incompleto, presentaba un aspecto diáfano, con zonas ajardinadas con forma de tejado a cuatro aguas rectangular, maceteros de hormigón con bancos incorporados, una zona amplia de juegos infantiles e incluso una superficie de madera para la realización de actividades, así como los dos edificios cuadrados que servirían de acceso al párking y que se emplearon como ludoteca y oficina de turismo.
No obstante, ya durante el propio 2010, el entonces candidato popular a la alcaldía, José Manuel Rey, planteó una nueva configuración con la que pretendía transformar todo un extremo en una gran zona verde con jardines y árboles de gran porte. Dos años más tarde y ya con Rey Varela como regidor, el Concello adjudicó a la empresa Bornugueiras, con la arquitecta y paisajista Isabel Aguirre al frente, la realización de un nuevo diseño. La propuesta final, que es la que se mantiene a día de hoy, se alejó del concepto de jardines y empleó la configuración de parterres y especies vegetales que ahora se va a modernizar.