Jóvenes e implicados socialmente. Conocemos la historia de cuatro ferrolanos que dedican parte de su tiempo a los demás

Manos Unidas de Ferrol celebra la incorporación de cuatro estudiantes a su comunidad de voluntarios, cuya media de edad superaba los 60 años hasta ahora
Jóvenes e implicados socialmente. Conocemos la historia de cuatro ferrolanos que dedican parte de su tiempo a los demás
Tres de los cuatro jóvenes que se han sumado al equipo de voluntariado de Manos Unidas |E.C.

Manos Unidas volvió a sacar su merchandising solidario hoy a la calle, en esta ocasión se trasladaron a la parroquia de Piñeiros para que, al término de la homilía dominical, los feligreses pudieran conocer la amplia oferta de productos con los que cuenta la entidad con los que poder recaudar fondos para dar soporte a las numerosas causas sociales que tiene activas por todo el mundo. 


Esta será la segunda vez que lleven su material fuera de su sede o de su tradicional mercado solidario (también lo hicieron en el puerto de Ferrol para aprovechar la llegada de cruceros). 


Pero otra novedad, no menos importante, es que en esta ocasión los voluntarios que se harán cargo de montar el puesto y ofrecer sus productos a la gente serán los cuatro jóvenes con los que cuenta la ONG desde hace un tiempo.

 

 

 “Estamos encantados de poder contar con todos ellos, nos aportan muchas ganas e ideas nuevas, una visión más fresca; es un placer trabajar con ellos”, apunta la encargada del voluntariado en la organización.


Asís Kibar y Héctor García, estudiantes universitarios de 19 años de Ferrol y Neda, respectivamente, han sido los primeros en sumarse al grupo de voluntariado de Manos Unidas, que hasta la fecha tenía una media de edad bastante elevada, como suele ocurrir en estos casos. “Yo quería hacer un voluntariado para ayudar a los demás, lo tenía claro, y entonces pensé en Manos Unidas.... mi familia es muy creyente, pero yo agnóstico, aún así quise implicarme con esta organización”, explica Asís, estudiante en la facultad de Ciencias da Comunicación. 

 

El joven sostiene que “me gusta mucho ayudar a los demás y creo que hay tiempo suficiente para todo en esta etapa”.


Asís y Héctor comentaron que estaban realizando voluntariado entre sus amigos y conocidos y fue entonces cuando se enteró Eva Lorenzo Cobb, de 18 años, quien asegura que “simpre quise hacerlo y el saber que ellos lo hacían y les iba bien me animó”. En su caso, asegura que la mueve un sentimiento de agradecimiento.

“Mi familia necesitó ayuda en un momento de nuestras vidas y ahora soy yo la que quiero dedicar tiempo a los demás”, afirma.


El caso de Cristina Maroño, ferrolana de 19 años de edad, fue similar. Se animó a formar parte del voluntariado de Manos Unidas tras comentarle su experiencia Eva. “No ha sido algo que haya visto en mi familia, ha salido de mí misma, me ha parecido muy buena idea emplear mi tiempo en ayudar a los demás, y aquí estamos”, explica.


Los  jóvenes voluntarios estuvieron esta mañana en la iglesia de Piñeiros para animar a los feligreses a colaborar y hacerse con alguna de las piezas de merchandising que vende Manos Unidas, ofreciendo lo más valioso que se tiene, tiempo para ayudar a los más desfavorecidos.  Y la organización social seguirá contando con ellos en lo sucesivo. El próximo evento en el que tomarán parte como voluntarios será un campamento de Manos Unidas que se desarrolla el la zona de Curtis en las próximas jornadas.

 

Juventud y ganas al servicio de quienes necesitan ayuda 

Jóvenes e implicados socialmente. Conocemos la historia de cuatro ferrolanos que dedican parte de su tiempo a los demás

Te puede interesar