Después de la hazaña protagonizada por los Bombeiros do Eume para rescatar a Rufo el pasado jueves, su familia fenesa solo tiene palabras de agradecimiento hacia ellos: “Son ángeles sin alas que salvan vidas”, traslada Yolanda Roibal, hermana del dueño del perro. Ella, que cuenta con miles de seguidores en las redes sociales por su trabajo, fue quien dio a conocer este suceso que, gracias a la respuesta de los profesionales, tuvo un final feliz.
Fue el pasado 24 de julio cuando estaban haciendo una ruta de senderismo por el entorno de la presa del Eume y el can salió corriendo al ver una cabra, siguiéndola por el barranco que ella descendió con solvencia, pero no así él, que acabó despeñado. A partir de ahí, la poca cobertura dificultaba la comunicación con los equipos de emergencias; sin embargo, los efectivos del parque provincial fueron quienes acudieron a su llamada.
“É un sitio complicado”, reconoce a este periódico uno de los tres bomberos que tomaron parte en el rescate y que prefiere que no trascienda su nombre porque, insiste con humildad, “é o noso traballo e só cumprimos co noso labor”. Relata que, en primer lugar, pidieron a la familia que localizase el punto exacto en el que estaba Rufo, usando un vehículo adaptado para poder llegar a la zona y desplegar una instalación de seguridad por la que pudieron descender por la pared vertical hasta el animal.
“O can portouse moi ben, o meu compañeiro amarrouno e subimos aos dous”, recuerda el bombero, ahondando en que ni siquiera un helicóptero de rescate puede operar con garantías en la zona. Además, señala que son varios los rescates de perros que han acometido allí, casi siempre por el mismo motivo.
“É normal que os leven soltos dando o paseo, pero o que pasa é que hai moitas cabras e saen detrás delas. Con este xa son catro os cans que sacamos case no mesmo sitio”, incide. Asimismo, apunta a que se trata de una senda que no es apta para todo tipo de caminantes, puesto que gente inexperta también se ha llevado más de un susto.
Con todo, y aún sin estar en posesión de los medios más adecuados, fueron los únicos que dieron respuesta a la emergencia y consiguieron que Rufo hoy esté en su casa únicamente con algunas magulladuras y tomando el tratamiento para curarlas.
Y es que Yolanda Roibal, aunque reitera que lo importante es la fantástica labor de los bomberos, no ocultó sus quejas por la gestión de la emergencia:
Enumera que “después de llamar al 112, a la Guardia Civil, a la Policía Local... nadie me daba una solución”, algo que le parece un “despropósito” y que demoró durante horas el rescate del animal, que no sabían si seguiría vivo.