Los integrantes de la comisión de fiestas de Santa Icía dicen adiós a la organización de su patrón después de años poniendo a vibrar al barrio, pero no “porque haya pasado algo”, explican, “sino porque, personalmente necesitamos parar”.
El grupo asegura que “no hay mayor placer” que poder ver como “los mayores y los pequeños disfrutan juntos”, pero su turno ha terminado por el momento, y ansían un relevo que les permita poder seguir celebrando, pero esta vez sin el ajetreo que eso conlleva.
Hacen especial mención a las administraciones públicas, “que nos ayudan siempre en todo lo que pueden”, pero, por encima de todo, en un día en el que dicen adiós –y a las puertas de las festividades de la honra de su patrona– ponen en valor el trabajo de aquellos profesionales, puesto que es mucho más que una simple comisión.
“Los feriantes, los toldos o los electricistas o los pequeños comercios, sin olvidarnos de las orquestas, obvio”, enumera este equipo, poniendo un ejemplo de cómo el factor humano es, sin duda, “imprescindible”.
Ahora, “y con los brazos abiertos”, esperan que alguien se anime a “vivir esta experiencia por lo menos una vez en la vida”.