¡Qué dura tiene que ser la vida del exiliado Puigdemont! Su casoplón de Waterloo es incluso más pequeño que el de su amiguito Pablo Iglesias y, además, su sueldazo de eurodiputado apenas le da para malvivir en la más que carísima Bélgica. Tanto es así que el pobre ha decidido que los militantes tienen que arrimar el hombro para sufragar la campaña electoral que está a puertas. La cantidad mínima que le piden a cada comprometido con el partido son 1.500 euros, pero ojo, se trata de un préstamo, cuando reciban la subvención electoral por su candidatura, prometen devolverlo todo. FOTO: puigdemont | aec