De todo hay en la “Viña del Señor”, sonrisas y lágrimas, aunque todos estemos hoy en día más propensos a dar trabajo a la glándula lacrimal que a la expresión facial que refleja placer o entretenimiento cada vez que en Bruselas hay una reunión para enderezar el futuro de España.
Sonrisas, por las buenas noticias que llegan de allá, y por los recortes de aquí, las justas, pero como de la situación económica y el deterioro social que estamos viviendo y vamos a vivir, dan cumplida cuenta los analistas políticos y los expertos en economía, que seguro harán saltar un “mar de lágrimas”, uno recurre a la música que, según dicen “alivia las penas”. De ahí que uno recomiende una terapia a base de “cataplasmas” musicales para aliviar la depresión ambiental.
El “fomento” musical en cuestión se llama “Sonrisas y lágrimas”. Un musical de gran belleza, con una música maravillosa y una escenografía sorprendente que estará en el Palacio de la ópera de A Coruña del 26 al 29 de julio.
Un espectáculo teatral, que cuenta con la mayor producción vista hasta ahora en España en el que se desarrolla, durante dos horas y media, la historia ya conocida de la familia Von Trapp y la dulzura de la joven novicia María.
Un espectáculo lleno de excelentes canciones, buenas voces y con una ambientación que hace viajar al público a un mundo armonioso. Estamos ante el mayor éxito de la historia del musical. Se estrenó en 1959 en Broadway y ha sobrepasado la categoría de obra de teatro musical para convertirse también en la película musical con mayor número de entradas vendidas en la historia, premiada con cinco Oscars y dos Globos de Oro.
Desde entonces no ha dejado de representarse en algún lugar del mundo, siendo aplaudido por 45 millones de espectadores. En su versión española, más de 40 artistas participan en la puesta en escena, con una gran orquesta en directo y una escenografía que lo convertirán en un inolvidable y maravilloso espectáculo. Su historia y sus melodías siguen estando tan vigentes como entonces.
Al final, la sonrisa iluminará las caras de los espectadores.