8-M-18

En el programa de Jordi Évole emitido el pasado día 4, entrevistado el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, éste se preguntaba: “¿Y por qué este año la manifestación del 8 de Marzo sobre la brecha salarial? ¿Por qué ahora?”. Hombre, don Alberto, ¿y qué le parece simplemente porque por fin, porque ya iba siendo hora y porque a las mujeres se les acabaron ya de hinchar las narices? Ya tardaron... ¿eh?... que no fue de hoy para mañana ni repentina la hinchazón. Que son varios siglos de paciencia y aguante.
Ya es difícil de entender cómo no se dijo “¡Basta ya!” muchos años antes. Hay lerdas, entre las que me encuentro, que no acaban de entender cómo ha sido posible que quien siempre ha tenido en su haber el poder que otorga ser la mano que mece la cuna, haya estado echando al mundo tanto mal acabado. Aunque... ahora que lo recuerdo! Tengo una amiga, muy aguerrida ella puesto que se forjó autodidacta contra padre y varios hermanos mayores que ella, que a pesar de haber quedado huérfana siendo pequeña se vio situada por decreto al frente de la intendencia doméstica. Pues esta amiga, que se preocupa mucho de educar a su hijo en todo lo que lo hay que educar para que salga fetén y como ella desea que este pequeño homo-sapiens masculino sea el día de mañana, ha llegado al convencimiento de que, en general, “no es una cuestión de educación sino que vienen tarados de fábrica” –ella dixit–.
¿En qué fundamenta tal afirmación? La última anécdota que me contó fue que este presunto futuro practicante del “Churri, tráeme las zapatillas” la sorprendió con esta interrogante: “Mami, ¿dónde está el champú?”, teniéndolo delante de las narices y ningún otro envase más que le hiciese dudar, además de saber ya leer. Bien; si nada en su en ese sentido aséptico entorno le hace aprender ese comportamiento micromachista y comodón, ¿de dónde le sale la inspiración al angelito? Así concluyó con lo de que vienen defectuosos de origen.
Dicen los expertos en la materia que en el colegio, en clase, se observa que las niñas sacan ventaja a los chavales, que desarrollan antes el coco. Si esto es así, habrá sido así de siempre, supongo. Lo cual avala el estupor que conlleva preguntarse en qué momento de la Historia y debido a qué y a instancias de quién viró la cosa para empoderarse el que era el “grupo menos desarrollado de la clase”, por decirlo de manera coloquial, el cual posteriormente se aplicó concienzudamente en que las cosas discurrieran como ya conocemos y así han llegado hasta hoy. Les iba bien, cómo no.
Quién, cuándo, cómo y por qué los unos decidieron imponerse sobre las otras y cómo puñetas este grupo, el que luego ha venido demostrando al mundo a lo largo de los tiempos que es absolutamente un todoterreno, un “todo en uno”, se dejó desempoderar, se dejó eliminar de los primeros puestos que ocupaba en la fila para ir a parar a la cola, silenciadas, ninguneadas, ocultadas, humilladas, maltratadas, descalificadas,...., dejando los destinos del mundo en manos de los menos sagaces y violentos por naturaleza, como afirmó la ex jueza de Vigilancia Penintenciaria, Manuela Carmena, en su corta pero demoledora intervención en T.V, en la que se desmarcó elegantemente de las contertulias políticas, quienes lejos de hablar del tema para el que fueron invitadas, se afanaron en hablar de las políticas en materia de igualdad de sus respectivos partidos. 
Esa mitad minoritaria que en clase no iba a la par quedando por detrás, es la que ha venido haciendo la puñeta secularmente a la mitad mayoritaria, “incrédibol”, cuando ya en los tiempos modernos en no pocos casos destacan más como aquello que secularmente han utilizado despectivamente contra las mujeres (cocineros, modistos y peluqueros) que como dirigentes y gestores públicos y, desde luego, muy lejos del “All in One” que tan magistralmente reflejó el gran Forges en aquel magnífico dibujo realizado hace ya muchos años para el Día Internacional de la Mujer, que continúa de rabiosa actualidad: 
Se ve al probo funcionario preguntar a una señora que se acerca a la oficina “¿Profesión” Y ella contesta: “Limpiadora, cocinera, doncella, costurera, planchadora, niñera, maestra, telefonista, recepcionista, choferesa, psiquiatra, enfermera, puericultora, economista, matemática, intendente, sensual, geisha y amante”. “Todo eso no cabe”, replica el oficinista. “Pues ponga `Ama de Casa’; es lo mismo”.
Creo que nadie en su sano juicio negará el hartazgo existente, el éxito del levantamiento de los jubilados y el éxito de este histórico 8-M-18, al que yo haría un ruego: no se dispersen. Me explico:
Hay una asociación de jubilados y pensionistas, de la que hablaré otro día por apoyarla abiertamente ya que en ella se ubica mi muso inspirador aunque él no lo sepa, ese tal @joluanguita que circula en las redes, y, sobre todo, porque dicha asociación huye de partidos, sindicatos, banderas, soflamas y proclamas, derechas, izquierdas, arribas y abajos. Se centra únicamente en los problemas que les afectan a todos. Ni un elemento divisorio; sólo aquello que sume porque atañe a todos. Por el mismo afán tendrá que velar el movimiento feminista y no caer en mezclar churras con merinas interesadas de distintos colectivos con afanes no generales porque podrán acabar alejando a unas u otras y viceversa. El totum revolutum y el río revuelto no llevará a ningún sitio; por el contrario, puede hacer que se tarde un siglo más en volver a conseguir la unidad vista este histórico 8-M-18. Sería una pena, la verdad.
 

8-M-18

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