Paleontólogos de la Universitat de Valencia (UV) descubrieron y estudiaron varias huellas de tortugas fósiles de hace más de 227 millones de años de tres afloramientos de la provincia de Valencia, un hallazgo que supone uno de los registros más antiguos del mundo de estos vertebrados.
El descubrimiento de las huellas de tortuga primitiva del Triásico Superior permite ampliar el conocimiento sobre la evolución y diversificación del grupo en relación con el medio acuático, según informó la institución académica en un comunicado. El registro fósil de las primeras tortugas es muy escaso y fragmentario, lo que dificulta la correcta comprensión de su origen y evolución temprana y generó un debate sobre cómo eran y donde vivían las primeras tortugas y si su origen pudo darse en ambientes marinos o, por el contrario, en ambientes puramente terrestres.
El trabajo, recientemente publicado por la revista científica “Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology”, arrojó datos muy interesantes sobre cuál pudo ser origen y modo de vida de estas primitivas tortugas. Se estudiaron 46 huellas de tortuga del Carniense (Triásico Superior), de hace aproximadamente 227 millones de años, halladas en tres afloramientos localizados en los municipios de Domeño, Quesa y Cortes de Pallás, los tres en la provincia de Valencia. Se trata de uno de los hallazgos más antiguos de huellas de tortuga conocidos, y también el más abundante en cuanto a registros de fósiles de este grupo en materiales del Triásico en el mundo.
El estudio paleontológico fue realizado por un equipo multidisciplinar integrado por los profesores e investigadores de la UV Ana Márquez-Aliaga y Carlos Martínez-Pérez, del Departamento de Botánica y Geología. También lo integran los técnicos e investigadores Anna García Forner y José Villena, del Museo de la Universitat de Valencia de Historia Natural; Margarita Belinchón, del Museo de Ciencias Naturales de Valencia; y Matías Reolid, de la Universidad de Jaén. La primera huella, encontrada en Domeño en 1995 por un estudiante de la propia Universitat, está depositada en el Museo de la Universitat de València de Historia Natural, que se inaugurará al público el próximo 15 de febrero.
Dicha pieza fue la que motivó las siguientes excavaciones, prospecciones y estudios, según las fuentes. Las huellas encontradas aparecieron en unas areniscas de poco espesor depositadas entre yesos versicolores (antiguos ambientes salinos) de la facies Keuper tan abundante en Valencia. Estas areniscas se depositaron en ambientes fluviales durante el Triásico Superior favorecidos por un cambio climático puntual.