Quién le iba a decir a la parroquia de Loiba que podría contar con tantas entradas en Google, aparecer en tantas publicaciones y figurar como referente turístico gracias a un banco.
Sin quitarle méritos, la belleza de los acantilados de Ortigueira y la vista desde Estaca de Bares a cabo Ortegal estaban allí antes que el banco de madera. Pero una simple inscripción, de lo más rudimentaria, “the best bank of the world”, hizo que en menos de diez años este punto de Galicia se hiciese internacionalmente conocido y se convirtiese en punto de visita inexcusable, con rutas a pie y en autobús e incluso masificaciones impensables e incompresibles para los vecinos de la zona.
Después del banco de Loiba otros han querido competir en fama o al menos en vistas, como el que abarca la ría de Vigo y se sitúa en Redondela.
Todos tienen una característica en común, la iniciativa no parte de ninguna administración –aunque han sabido sacarle partido a la propuesta– sino que es resultado de alguna idea “brillante” de ciudadanos anónimos.
La costa ferrolana nada tiene que envidiar al resto de la comunidad gallega y sus arenales son ya conocidos fuera de muchas fronteras, solo le faltaba tener su propio banco.
Desde el pasado mes de mayo, la zona de Monteventoso ya cuenta con lugar de descanso para poder disfrutar de unas vistas que abarcan desde Covas a San Xurxo y Doniños. Desde lo alto se puede ver también Chanteiro, la boca de la ría, el puerto exterior...
En este caso, la iniciativa tiene sus nombres propios Mariquiña y Tato. Estos dos amigos visitaron la zona y fue ella quien comentó que era una pena que un sitio así no tuviese un banco.
Dicho y hecho. Tato Robles, quiso darle una sorpresa y, sin comentárselo, preparó en su casa un banco, con palés –el respaldo y el asiento– y patas de madera. Incluso tiene reposapiés para que puedan sentarse y disfrutar de la vista personas de distinta estatura e incluso niños.
Una vez construido se lo comentó por wasap y lo subió a Facebook. Comenzó a compartirse y muchos lo etiquetaron hasta que comenzó a hacerse conocido.
El 18 de mayo lo instaló y desde ese momento ha sido utilizado ya por mucha gente. Incluso le han comentado algunas personas –su amiga y su madre ya visitaron el banco– que en alguna ocasión hubo tanta gente que era complicado hacer fotos de las vistas.
El hobby de Tato y la idea de Mariquiña han conseguido que Ferrol tenga su banco, sea o no el mejor del mundo. l