La falta de señalización retrasó la asistencia de los tres menores electrocutados en la playa de Seselle

La falta de señalización retrasó la asistencia de los tres menores electrocutados en la playa de Seselle
Catamarán electrocutados playa Seselle Ares

La falta de una señalización clara en el acceso a la playa de Seselle, en Ares, retrasó la asistencia de los servicios médicos y de seguridad a los tres menores que resultaron electrocutados durante las últimas horas de la tarde del pasado jueves. Según afirmaron testigos del suceso, fue la intervención de dos enfermeros que se encontraban en el arenal en ese momento lo que logró reanimar a los jóvenes –de doce, catorce y 18 años–, al retrasarse tanto las ambulancias de Urxencias Sanitarias de Galicia-061 y la Guardia Civil a causa de las confusas indicaciones.

Francisco Anido, propietario del establecimiento O Chamizo da Campa –que ayer permaneció cerrado por solidaridad con la familia– y una de las primeras personas que se acercó hasta el lugar para auxiliar a los heridos, afirmó que primero se dio el aviso al instituto armado, que insistió en que debía llamarse al 112 y que no sabía si era posible desplegar una lancha de salvamento desde A Coruña. “Al final tardaron casi 25 o 30 minutos en llegar las ambulancias”, afirmó Anido, que calificó además la situación de “descoordinación total”. “La UCI móvil al parecer se fue hasta Río Castro, que está a casi cinco kilómetros; los de Fenosa acabaron en Ares porque tenían mal la información; y los de Protección Civil llegaron creyendo que se trataba de dos chicos que habían saltado de una embarcación”, continúa.

A pesar de este retraso, el vecino destacó la actuación de la Policía Local, especialmente la de una agente que fue de las primeras en llegar y que definió como “sobresaliente”, al tiempo que recordaba su eficiencia y su capacidad de tranquilizar y comunicarse con los allí presentes.

Actuación vecinal
Tal y como apuntó Francisco Anido, la actuación de los testigos resultó clave a la hora de reanimar a los heridos. “Debían de ser las 20.55 horas cuando uno de mis clientes vino de la playa y me dijo que llamase a una ambulancia, que había gente herida por un catamarán –explica–. Así que corro hasta allí y veo que es mi vecino y sus hijos (...). Estaban tirados en el suelo porque acababan de recibir una descarga de 15.000 voltios estando mojados de agua salada, que es muy conductora”.

“Al final entre mi sobrino Nelson, que es enfermero, otra enfermera que siempre acampa por aquí y un vecino llamado Diego consiguieron recuperar el pulso a estos chicos –continúa–. El padre tenía el hombro dislocado y la madre, por suerte, no estaba tocando el barco en el momento de la descarga”. Tras el incidente, el 061 desplazó hasta el lugar cuatro ambulancias –dos medicalizadas y dos asistenciales–, que trasladaron a la familia hasta el hospital Arquitecto Marcide. Los menores fueron ingresados de urgencia en la UCI del centro, donde dos de ellos permanecieron hasta esta mañana, que se les subió a planta tras una mejoría.

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