La diabetes tipo 2 se ha convertido en una de las principales amenazas silenciosas para la salud global. No sólo compromete el metabolismo, sino que también multiplica el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en personas con esta condición.
A pesar de los avances en medicamentos y tecnología, los hábitos de vida siguen siendo el factor decisivo para mejorar la esperanza de vida y reducir complicaciones.
Un nuevo estudio publicado en Annals of Internal Medicine revela que las personas con diabetes que realizan únicamente dos sesiones de ejercicio moderado o vigoroso a la semana disminuyen el riesgo de muerte por causas cardiovasculares en un 33 por ciento, en comparación con quienes son sedentarios.
Los autores, de instituciones como la Universidad de Harvard y Boston University, analizaron datos del National Health Interview Survey (NHIS) con más de 51 600 adultos diagnosticados de diabetes entre 1997 y 2018. Se categorizaron en cuatro grupos según su nivel de actividad:
Durante una media de 9,5 años de seguimiento, se registraron 16 345 muertes, de las cuales 5 620 fueron cardiovasculares.
El grupo “weekend warrior” logró un riesgo de muerte cardiovascular un 33 por ciento inferior al de los inactivos. El grupo activo regularmente redujo ese riesgo en 19 por ciento. En conjunto, los “weekend warriors” también obtuvieron una disminución del 21 por ciento en la mortalidad total, frente al 17 por ciento del grupo activo regularmente.
Los resultados demuestran que concentrar los 150 minutos semanales recomendados en pocas sesiones resulta tan eficaz para reducir riesgos como repartirlos a lo largo de la semana.
Otro análisis británico con más de 93.000 participantes también observó que los “weekend warriors” redujeron un 31 por ciento la mortalidad cardiovascular, cifras comparables al grupo activo regularmente.
Según el epidemiólogo Zhi‑Hao Li, este hallazgo “refuerza que cumplir la recomendación de actividad física semanal es clave para la longevidad, sin importar el patrón de distribución”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja al menos 150 minutos de ejercicio moderado o vigoroso a la semana, combinando actividades aeróbicas (como caminar, correr o nadar) y entrenamiento de fuerza. Además, señala que tanto el volumen total de actividad como su intensidad, son los factores decisivos.
Aunque el ejercicio físico ofrece beneficios evidentes para las personas con diabetes tipo 2, no todos los entrenamientos son iguales ni apropiados para todos los perfiles.
Adoptar un plan de actividad sin supervisión puede suponer riesgos si no se tienen en cuenta factores como la medicación, la edad o posibles complicaciones asociadas.
Por eso, diversos organismos científicos y médicos españoles han elaborado recomendaciones específicas que ayudan a maximizar los beneficios del ejercicio y reducir sus riesgos. Conocerlas permite integrar la actividad física como parte fundamental del tratamiento, de forma segura, eficaz y sostenible.
La Guía RECORD, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, recomienda un examen médico antes de iniciar ejercicio intenso. Es necesario valorar antecedentes cardiovasculares, neuropatía o retinopatía antes de programar actividad física .
La misma guía indica:
El ejercicio de alta intensidad aumenta la captación de glucosa hasta 48 horas después de acabar la sesión. Es vital conocer cómo responde cada persona (tipo de medicación, patrón de comidas, control de glucosa), y ajustar la insulina o medicación según convenga.
Es recomendable planificar la actividad física siguiendo el modelo FITTT‑P (Frecuencia, Intensidad, Tiempo, Tipo, Timing, Progresión y Enjoyment). Permite evitar sobrecargas y permite mantener el hábito sin lesiones.
El entrenamiento concentrado en uno o dos días debe equilibrarse con ejercicios de fuerza y flexibilidad. Programas combinados (aeróbico + fuerza) resultan superiores en resultados y menos dañinos por sobrecarga.
Según los expertos, se debe medir la glucosa antes, durante o después del ejercicio. También hay que hidratarse bien, consumir un tentempié si se entrena en ayunas y usar calzado adecuado.
El Ministerio de Salud y las sociedades científicas españolas respaldan un mínimo de 150 minutos semanales de actividad moderada, o su equivalente intenso (75 minutos), combinados con fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana.
La Sociedad Española de Diabetes anima a prescribir ejercicio como parte del tratamiento, con pautas personalizadas que tengan en cuenta las preferencias del paciente y su contexto social.
Los especialistas recomiendan iniciar con actividad ligera (caminar, bicicleta) y avanzar con progresión del tiempo, intensidad o carga, evitando frustrarse y manteniendo la motivación a largo plazo.
Incluso pequeñas dosis de movimiento, como subir escaleras o caminar a paso rápido durante tres minutos al día, contribuyen significativamente a la salud del corazón.
El mensaje es claro: cualquier movimiento cuenta, y no hace falta ser atleta para proteger el corazón y vivir más.