Para conservar mis conocimientos del idioma francés escucho cuando puedo las tertulias de France 24h. Los invitados a este canal de televisión tienen la sana costumbre de guardar silencio, mientras ejerce su turno de palabra otro invitado; saben que después hablarán ellos. Nada que ver con el comportamiento de casi todos los tertulianos españoles, sean hombres o mujeres, que interrumpen una y otra vez las intervenciones ajenas, alumbrando una cacofonía insoportable. Las tertulias deberían servir para que los espectadores interesados ordenen y manejen mejor sus ideas, pero parece que lo importante es “callar la boca” al otro. Tenemos la mala costumbre de elevar a los maleducados a la categoría de personas con un “carácter fuerte”, lo que equivale a degradar a la condición de blandengues a los que guardan las formas y argumentan sin insultar. Se ve que aún llevamos el pelo de la dehesa.