Los mares de nuestra costa noroeste

Que las Corrientes Marinas vienen influyendo desde hace milenios en las climatologías, la intensidad de los vientos, etc., de las zonas donde sus efectos actúan, es un hecho demostrado. Como lo son también las atracciones astrales a las aguas marino-oceánicas cuyos violentos efectos en pleamares y mareas vivas coincidentes con temporales en su caso desatados, se dejan sentir también en costas y puertos donde sus “tentáculos” alcanzan. (Por cierto que los seguidores y los estudiosos de las Corrientes Marinas, se hallan preocupados y lo transmiten al Mundo, del aumento de temperatura de la de Groenlandia y las consecuencias que de ello se pueden derivar). Y asimismo, desde muy antiguo por no decir desde siempre, los pobladores de litorales con historia de tormentas o borrascas, están muy atentos a la prevención de sus devastadores efectos en lo que ello es posible y los navegantes procuran conocer de antemano - también en lo que se ha podido y se puede - el estado de la mar en sus rutas aplazando salidas o para guarecerse en rías, calas, lugares de abrigo... escapando a las impetuosas furias tormentosas. Y de estos embistes, nuestra Costa Noroeste, desgraciadamente, no se libró ni se libra. (Parece ser que algunos moluscos y mariscos se crían, con estas mares, más nutridos y con exquisitos sabores; mira, algo bueno trae el eterno batir con furia de las azules y espumosas saladas y yodadas., aguas de nuestras Costas Noroeste). Pues en ellas, desde las Cíes y Muros, Finisterre, las Sisargas, pasando a Prior - Ferrol, acantilados altivos del atractivvo Ortegal, hasta Bares, Roncadoira, “Trileucos” (Os Farallóns)., como lo más destacado, conocemos de historias y también de actualidades donde buques de gran porte hasta modestos veleros, derivaron, encallaron o ¡cuántos! allá se hundieron, por no hablar de los pesqueros, en luchas desesperadas.Los mares, en nuestras Costas Noroeste, socarrones y enfurecidos cien veces con blancos-grises cabellos, se muestran también azules, mansurrones sus destellos, cuando los vientos calmaron, los ímpetus se durmieron. De color “aguamarina” y blancos sus rizos suaves, al acariciar arenas que les transmiten donaires, ocultan tal vez misterios, devenires milenarios. Y esas arenas de playas, amplias, blancas, ventiladas, alternan con recogidas, vírgenes calas templadas. Nuestras atractivas costas con sus rías y atalayas, constituyen alternancias de colores, y termales - Dieron cobijo y abrazo de tiempos inmemoriales Casitérides a Muros, Bares a San Ciprianus, a estas etapas actuales, (sean Vigo, A Coruña, Ferrol, Viveiro, Burela, el mismo Foz, Ribadeo), cada cual con su densa historia; todos, hitos ejemplares. ¡Oh, Costas del Noroeste, atractivos singulares!, ¡Dejarme inspirar profundo perfumes, de vuestros aires!

Los mares de nuestra costa noroeste

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