La mala educación

Es importante formar parte de una sociedad en que los ciudadanos seamos eso, ciudadanos, lo que supone tener derechos. Pero a esta primera parte le sigue una segunda: también tenemos obligaciones.


Hace unos días leía en un medio digital que en un bar situado en el norte de España, el propietario había colocado un cartel recordando a los clientes que debían respetar y cumplir con una serie de normas. Leí con interés el pliego de normas y me sorprendió que todas ellas tuvieran el mismo denominador común: eran reglas elementales de educación.


Por ejemplo, no descalzarse, no poner los pies encima de la silla, no sentarse encima de la mesa, no tirar nada al suelo... La verdad es que estas recomendaciones me han sorprendido ¿Es necesario pedir a los clientes que no pongan los pies encima de la silla? ¿De verdad hay gente, no solo tan maleducada, sino también desconsiderada con su prójimo? Al parecer sí. El nuestro es un país con educación obligatoria pero algo falla. Los profesores se mueven en el filo del precipicio cuando intentan imponer normas de comportamiento que muchos consideran anticuadas. Decir “buenos días” o “buenas tardes” cuando se llega a un sitio como el aula. Tratar con respeto a los mayores y no de “colegas”, sentarse adecuadamente, etc, etc, etc, hoy día son consideradas normas caducas que,algunos parecen creer que a lo peor traumatizan a los chavales. La disciplina es considerada cosa de “fachas”.


De manera que se ha ido asentando en la sociedad que cada cual es libre de comportarse como le venga en gana y eso pasa por estar en un local público y tener que aguantar que el comensal de al lado coloque los pinreles sobre la silla.


Me sorprende subir a un autobús y ver cómo alguna persona mayor se sujeta a duras penas para no caerse, mientras otros, en ocasiones más jóvenes, cascos en las orejas, permanecen indiferentes. He visto no hace mucho como una señora ya entrada en años se levantaba para ceder su asiento a una mujer embarazada. Tambien me sorprende la falta de deferencia con los mayores a la hora de cederles el paso.


Creo que algo estamos haciendo mal cuando se confunde represión con educación. De manera que no es extraño que el dueño de ese bar haya tenido que colocar un cartel pidiendo a los clientes que no pongan los pies en las sillas, petición que se ha convertido en noticia. En una sociedad democrática tenemos derechos pero también son necesarias normas elementales de educación que faciliten la convivencia.


Y no, no es de fachas decimononicos ceder el paso o el asiento a una persona mayor, como tampoco lo es que el propietario de un bar pida a sus clientes que no coloquen los pies sobre una silla o no tiren desperdicios al suelo. Tampoco lo es pedir no hacer necesidades biológicas en la vía pública,algo que en los últimos tiempos empieza a ser habitual en los parques. Alguien busca un rincón y se alivia y como se te ocurra afear la acción encima te insultan. Tampoco es de fachas echar los desperdiciis a las papeleras en vez de al suelo, etc, etc, etc.  

 

La mala educación

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