Las estrellas del apagón

Ante las circunstancias sufridas el pasado 28 de abril de 2025, merece realizar un gran reconocimiento a todas aquellas personas que se movilizaron para ayudar a otras, pues las situaciones de emergencia o gravedad fueron muy dispares: hospitales que recibían urgencias, personas atrapadas en ascensores, personas mayores en sus casas que no podían atravesar un gran número de escaleras, personas con problemas de salud que dependían para su tratamiento del fluido eléctrico… La energía cero y la falta de comunicaciones, fueron las causantes de todas estas emergencias, que fueron paliadas con el concurso de profesionales y personas voluntarias. Lástima que, pese a todos sus esfuerzos, en algunos casos no pudieron llegar a tiempo.


En aquel día en el cual daba la sensación de que habíamos avanzado varios siglos, pero hacia el pasado, cuando llegó la noche no sé a cuántas personas se les ocurrió mirar al cielo. En mi casa, nosotros nos asomamos a las ventanas para ver el extraño espectáculo de una calle totalmente oscura, con las únicas luces de algún coche que pasaba o algún vecino que iba hacia algún sitio usando una linterna. Pero hubo un momento, dentro de aquella oscuridad casi prehistórica, en que miramos al cielo. Ferrol se hallaba bajo un hermoso cielo estrellado. Esa bóveda celeste del cosmos, que hoy en día se encuentra deslumbrada y olvidada por las luces nocturnas de nuestras ciudades, se presentaba con todo su esplendor y belleza, e incluso se podía distinguir alguna sencilla constelación de estrellas. Parecía estarnos recordando a los seres humanos lo pequeños que somos, lo diminutos que somos en lo global de la Naturaleza, pese a toda nuestra tecnología y la exagerada confianza que ponemos en alguna rama de ella.


Las luces artificiales de la ciudad, son muy necesarias para iluminar nuestras horas nocturnas y embellecerla (sobre todo en la de Ferrol). Pero el prolongado apagón sufrido que duró hasta la madrugada, con su carencia de nuevas tecnologías, teléfonos móviles y pantallas con Internet, empequeñecidos bajo la enormidad de un cielo estrellado, nos recordaba la humildad que tiene que tener nuestra especie hacia el resto de la Naturaleza, pues somos parte de un todo que no debemos obviar ni olvidar, aún con toda nuestra tecnología.

Las estrellas del apagón

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