El Gobierno sigue empeñado en vendernos que la economía española va como una moto. El lunes se publicaron los datos de paro y empleo y lo que se deduce es que la moto va gripada y ya desde hace meses. La creación de empleo es un dato muy significativo de la marcha de la economía y de la confianza de los empresarios. Y lo es más cuando hablamos de la temporada turística.
El pasado mes de junio, el número de afiliados a la Seguridad Social fue de algo más de 54.500 personas, el dato más bajo en este mes desde 2015, incluso inferior a la registrada en 2014. En términos interanuales, el aumento fue del 2,5% y para lograrlo fue necesario realizar más de 16,4 millones de contratos, de forma que cada trabajador habría realizado de media 31,4 contratos en un año, 5 cada dos meses. Funcas, de hecho, confirmaba ayer la desaceleración en la creación de empleo.
En cuando al desempleo, la reducción fue de casi 50.270 personas, una cifra inferior a la registrada en un mes de junio de los años anteriores a la pandemia. En términos desestacionalizados, como le gusta verlo al Gobierno cuando le va mejor, el paro registrado apenas bajo en 11.257 personas. Además, a los parados registrados que suman 2,68 millones hay que añadirle más de 500.000 personas en formación o con disposición limitada o en ERTE. Todo ello sin que se desglosen los fijos discontinuos que son demandantes de empleo ocupados, es decir con una relación laboral y que, aunque estén inactivos no figuran como parados. En cuanto a la contratación se han firmado en junio un 15,61% menos de contratos que hace un año. En los últimos 12 meses, la bajada de la contratación alcanza casi el 20%. Por modalidad de contrato, del total de indefinidos apenas el 38% por fue a jornada completa, el 21,7% a tiempo parcial y casi el 40% fijos discontinuos. El trabajo fijo ha dejado de serlo.
Todo ello significa que la economía se desacelera, que el mercado laboral está troceado y que no se realizan las horas trabajadas anteriores a la pandemia. El empleo que se crea no es de calidad ni estable. Si a eso le sumamos el bajón del nivel de vida, la subida de los alquileres, de la cesta de la compra y la hipoteca el Gobierno tiene muy difícil vendernos la moto. Si será decisivo para cambiar el voto de muchos españoles habrá que esperar al 23-J.