Realizar el Camino de Santiago en un tramo de los largos y que otorga La Compostela, es una asignatura que tengo pendiente. Año tras año lo voy posponiendo por motivos diversos. Ahora de cara a la finalización del verano y la entrada en el otoño, tengo la intención de calzarme unas buenas botas y colocar en mi espalda una mochila con lo justo y ponerme a caminar para alcanzar la Compostela Eterna y sentir esa sensación que notan los que llegan a la plaza del Obradoiro y quedan extasiados al contemplar la Catedral después de tanto sufrimiento por los caminos jacobeos.
Acabo de leer un amplio informe en el que se señala que el Camino de Santiago, en sus numerosos tramos que llevan a Santiago, ha vuelto a recuperar su gran esplendor en lo relativo a las personas que se pone en marcha. El último fin de semana se rompieron todas las previsiones y fue necesario reforzar la atención en l oficina del Peregrino para despachar las certificaciones a todo aquel que había realizado cuando menos un centenar de kilómetros, a pie o a caballo, y dos centenares en bicicleta, por la ruta de la peregrinación.
El estudio al que hago referencia señala también que son muchas las razones por las que las personas se ponen en la ruta, para llegar a Compostela. El índice más elevado de los que han respondido a la encuesta mencionan que les motivaron cuestiones relacionadas con la religiosidad y la fe, y siguen los que lo hacen por temas culturales.
Los peregrinos que llegan a Compostela se encuentran con una basílica restaurada en la que sus naves son espacio para la acogida para todo aquel que se acerca a la tumba del Apóstol Santiago, para ganar la indulgencia y buscando siempre la reconciliación. Todo ello en un lugar de culto que causa admiración a todo aquel que lo visita por primera vez.
El Camino de Santiago, en sus innumerables rutas, está en alza. Se habla que desde ahora y a lo largo del verano se van a romper todas las previsiones de en lo relativo a los peregrinos que arribaran a Compostela