10º-14º
jueves | 25 abril | 2024
El mejillonero isleño Pablo Agra Gil lleva desde su infancia rodeado de aves. Las rapaces y las palomas comunes le fascinaron desde siempre y pronto se interesó especialmente por las palomas de carreras o mensajeras. Suelten donde suelten a estos animales, conozcan o no el lugar y con independencia de si están a unos pocos o a centenares de kilómetros de su hogar, son capaces de orientarse y regresar a su palomar.
Los apasionados por la habilidad de estas palomas realizan concursos con varias sueltas progresivas. Comienzan en puntos de Galicia y van realizando sucesivas liberaciones, cada vez desde puntos más distantes de la geografía española: A Gudiña, Aranda de Duero, Almazán, Zaragoza, Tarragona... De las 150 aves que comienzan el concurso, solo unas quince alcanzan la final, la suelta más lejana: Desde Lloret del Mar (Cataluña).
La suelta final del concurso de este año se produjo el 7 de julio, a las 6:30. Como cada año, para Pablo Agra los días de concurso “son sagrados” y nadie es capaz de moverlo de casa. Allí, en su domicilio de A Illa, otea el cielo esperando a sus palomas, aunque sabe que el primer día es verdaderamente difícil que estos animales puedan completar todo este recorrido. Esta vez fue diferente.
Ese mismo día, a última hora de la tarde, sobre las 22:17 horas, observó cómo algo se acercaba en el horizonte. Pensó en algún otro tipo de ave, pero pronto comprobó que era su campeón: Un palomo nacido en 2019, de nombre “Carcamán”.
Hay registros de aficionados a la colombofilia en Galicia, como el del fallecido pediatra de Cangas Pepe Pereiro, que acreditan que del año 1966 a 2018 solo catorce palomas habían completado esta distancia en un solo día. Este año, hay que sumar otras dos: “Carcamán” y otra paloma que entró también en la misma jornada de la suelta de vuelta al palomar de su casa en Marín. Esta ave, perteneciente a Enrique Freire, presidente del Club Colombófilo Ría de Pontevedra, fue la más rápida en volver. “Carcamán” completó su periplo algo más tarde, pero la distancia hasta A Illa era mayor, lo que le ha valido conquistar un récord en la colombofilia gallega: El de mayor distancia recorrida en un solo día: 966,919 kilómetros.
Agra no salía de su asombro, por la dificultad de lo ocurrido. “Que unha pomba volva no día é como que che toque a lotería”, “estou moi contento”, valoraba ayer.
El isleño reconoce que esta afición es toda una pasión, a la que dedica horas desde hace décadas. Actualmente tiene unas 150 palomas y detalla que hay mucho trabajo detrás. Estas aves necesitan cuidados especiales en alimentación, atenciones sanitarias específicas y entrenamiento, indica. De cara a los concursos, las palomas se registran en los clubs, se les coloca un chip en una de las patas y en la otra
llevan su anilla de nido, con una numeración identificativa.
Para su transporte a los lugares de suelta, se depositan en cestas de viaje que se precintan y se acomodan en un camión, en el que viajan hasta donde serán liberadas. Durante este transporte se les aporta ventilación, alimento y bebida, asegurando que lleguen en perfecto estado.
