Necroturismo | La belleza de lo inesperado

Necroturismo | La belleza de lo inesperado
Cementerio de Pontedeume y Ortigueira

Los cementerios, esa última morada donde descansan nuestros seres queridos, constituyen en sí mismos un recurso más, un reclamo cultural y turístico, que cada vez es más valorado y explotado, a imagen del parisino “Père-Lachaise”. Si bien es cierto que la relación de Galicia con sus cementerios es muy estrecha y el vínculo con los camposantos es muy respetuoso, el necroturismo o  turismo de cementerios no está reñido con ese culto a los que ya no están. Lo cierto es que muchos de estos espacios constituyen verdaderos referentes, ya sea porque descansan autoridades, personajes ilustres o bien por sus majestuosos panteones, convertidos en pequeños monumentos. También destacan por su belleza, muy relacionada con su ubicación, en ocasiones en puntos estratégicos.


No es inusual que los ayuntamientos organicen visitas guiadas a algunos de sus cementerios, aunque siguen asociándose estos recorridos a fechas del año muy concretas como Difuntos. Tal vez porque es cuando más hermosos y floridos lucen o por el vínculo con lo tenebroso asociado a la importada  fiesta de Halloween. De una u otra forma, cada vez se aprecia más el reclamo que constituyen los camposantos. Concellos como Ferrol, Pontedeume o Valdoviño, entre otros, han organizado alguna visita por su cementerios en los últimos tiempos.


Así, a través de estas líneas visitaremos alguno de esos espacios en la zona. Por la belleza de su ubicación podríamos citar el cementerio de Santa María de Neda, donde la luz y el olor a mar o el sonido de los pájaros y las aves de costa acompañan al visitante en su recorrido. También destaca por su gran belleza el cementerio del Monasterio de San Martiño de Xuvia, conocido también como de O Couto, que se encuentra en esta localidad de la costa naronesa y que ofrece espléndidas vistas sobre el estuario del río Belelle. El de O Couto es un cenobio del siglo IX y en su interior se conservan varios sepulcros de la época medieval, entre ellos el del caballero Rodrigo Esquío, que data del siglo XV.


De un atractivo más que singular es también el cementerio de Ortigueira, que se halla en la zona alta de la villa desde donde brinda unas imponentes vistas de la ría y la sierra, ofreciendo una panorámica enmarcada entre los magníficos panteones que posee este camposanto, que data del finales del siglo XIX, cuando se decidió cerrar el primigenio debido a su ubicación próximo a las viviendas de la villa. Comenzó a construirse en abril de 1882 y se finalizó en agosto de 1883. La obra se ejecutó con las aportaciones vecinales, siendo las más importantes las de los indianos de la villa, una huella muy evidente en esta necrópolis, donde destacan los fastuosos mausoleos que se observan nada más entrar al recinto, entre los que sobresalen los de las familias Tejeiro García o Fidel Villasuso, quien fuera pionero del asociacionismo gallego en Cuba o el de Cándido Reguera, entre otros. Otra curiosidad asociada a este hermoso camposanto es que entre los restos descansa también Leonor Soto Regueira, la madre del famoso cómico de cine francés, Luis de Funes Soto.


Siguiendo nuestro recorrido por la comarca nos detenemos en otra villa, Pontedeume. En la zona alta se encuentra enclavado su cementerio, que ofrece unas vistas magníficas del mar y de la playa cabanesa de A Magdalena. Este es uno de los municipios que ha organizado visitas guiadas a la necrópolis, un recorrido centrado en el destacado patrimonio histórico y artístico del camposanto, que data del siglo XIX, con alusiones a personalidades destacadas allí enterradas. Los elementos constructivos más destacados del cementerio eumés son un panteón neoegipcio y otro neogótico, así como su capilla, que pertenecía a la iglesia de San Agustín y se trasladó al camposanto. Asimismo, igualmente llamativo es el conocido como “cementerio dos nenos ou anxiños”, que se observa en una de las fotos.


Otro cementerio que merecer una visita es el de Cedeira, inmortalizado en varias escenas de la película Rapa de Movistar Plus. Una vez más, lo más llamativo es su ubicación, con la ría de frente.


Para los que gusten más de lo tétrico, hay una visita obligada en Valdoviño, donde se encuentra el templo y cementerio de San Pedro de Loira, al que el embalse de As Forcadas sumió en el olvido, pese que todavía algunas tumbas siguen recibiendo flores. El Concello local, por el Samaín, también organizó visitas a este hermoso enclave, cuyo aspecto transita entre lo romántico y lo tétrico. Este lugar de culto se encuentra en una zona de paso de peregrinos hacia San Andrés de Teixido y Compostela. Tanto es así que en la bóveda del templo todavía se pueden apreciar representaciones de esas peregrinaciones.


Los camposantos ferrolanos destacan más que por su belleza, por quienes reposan en sus sepulcros. Así, lo más curioso del municipal de Ferrol, en Catabois, son sus imponentes mausoleos, muchos de ellos propiedad de familias de etnia gitana, el monumento que hay de un perro. El panteón de la familia Franco, con restos de los abuelos y una tía del dictador, también despiertan interés. En la necrópolis de Serantes destacan las tumbas de Gonzalo Torrente Ballester, Amada García, fusilada en San Felipe o la inventora, Ángela Ruiz Robles.


Sin salir de Ferrol bien merece una visita otro camposanto, pequeñito, sin duda el más diminuto de la comarca, con solo siete sepulturas, que se halla al lado de la capilla de San Pedro de Leixa, en  la parroquia ferrolana de Santa Icía. Está adosado a la ermita y rodeado por una muralla. En las cinco tumbas de tierra están los restos de vecinos del lugar, mientras que en los dos panteones reposan miembros de la familia de los Bermúdez, señores del antiguo Pazo do Monte, así como su cochero, el último que se enterró en el lugar. 

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