Cuando Montero Aróstegui escribió en su “Historia y descripción de la ciudad y departamento naval del Ferrol” (1859) sobre la Fuente de la Fama, el monumento todavía estaba en su emplazamiento original: la Puerta del Dique, de ahí que también se le conociese por ese nombre. Se construyó para paliar “la escasez de aguas” por idea de “los jefes de Marina”, que quisieron contar con un acceso a agua potable “en la alameda y frente al Arsenal, capaz de cubrir las necesidades del pueblo y especialmente de la maestranza”, escribió.
El obelisco, que muchas veces pasa desapercibido al compartir ahora protagonismo con la magnífica Puerta del Parque y el tramo de muralla dieciochesca recuperada junto al foso, está llamado a tener más peso monumental gracias a la remodelación de la zona que se incluye en el proyecto de “Abrir Ferrol al mar”, que reserva asimismo una partida específica para la restauración de esta curiosa pieza que se proyectó en 1786.
Cuenta Montero Aróstegui que fue el propio capitán general, Antonio González de Arce —con calle propia de Sol a Iglesia—, quien acudió al Ayuntamiento a pedir autorización para su construcción, consiguiendo luz verde el 5 de octubre de ese año y, de paso, llevándose un respaldo económico de 50 doblones a cambio de que figurase el escudo de Ferrol en una de las caras en vez de la flor de lis que estaba en el proyecto original. Las otras tres ilustran los blasones de España, Galicia y la Armada en bajo relieve, teniendo cada uno de ellos un caño en su parte inferior y contando con “un buen pilón de sillería”, además de “aguas regulares”.
Sin embargo, lo que no tenía aquella fuente en sus inicios era la escultura de la diosa romana Fama que, según la mitología, propagaba rumores y hechos fuesen o no reales, con la doble trompeta de la verdad y la mentira en sus manos. La figura, que se eligió por su capacidad de informar sobre hazañas y actos heroicos, se incorporó en la primera mitad del XIX y antes el obelisco remataba en un práctico farol.
A mayores, teniendo en cuenta que antes de construirse el Arsenal en terrenos ganados al mar la costa iba desde la Praza Vella hasta formar una playa en las proximidades de la antigua ermita de la Magdalena, que dio nombre al barrio y se situaba en las inmediaciones de la Puerta del Dique. Ahí desembocaba un riachuelo que se llamaba Arroyo Perenne y fue, precisamente, el que surtió de agua a la Fuente de la Fama.
La estructura, además de estar descrita por Aróstegui, se incluyó en el “Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar” del político y escritor navarro Pascual Madoz (1806-1870). “En el centro de la alameda, frente a la puerta del Arsenal, está la fuente nombrada del Dique: su forma es un pedestal de planta cuadrada sobre la cual se eleva una pirámide cuadrangular coronada por una Fama, y en cada una de sus frentes un escudo de armas de medio relieve”, reza la descripción que figura en la obra y a la que contribuyó el propio Aróstegui.
Eso sí, lo que no aparece en ninguno de los escritos es la autoría del monumento de estilo neoclásico que, dado que los promotores fueron los mandos de la Armada, se presupone que estaría firmada por alguno de los ingenieros o arquitectos militares que ejecutaron buena parte del centro de la ciudad y bocetarían la fuente por orden del Capitán General.
El que sí se conoce es el nombre del ferrolano Carlos R. Silvar que, en su trayectoria como diseñador de Cerámicas do Castro, en septiembre de 1997 presentó en la Galería Sargadelos de la ciudad naval la nueva pieza de la emblemática firma que reproducía la “famosa” estructura. Lo hizo acompañado de Alfredo Vigo Trasancos, historiador y autor de valiosas publicaciones sobre la historia ferrolana, y se fabricaron unas mil unidades numeradas.
Asimismo, cuando el equipo fundacional de Diario de Ferrol buscaba un “icono” ferrolano para incluir en su marca, la por entonces gerente, Chelo Loureiro, propuso el “famito” que corona el obelisco, una idea que “abrazamos inmediatamente”, recuerda el primer director, Man Castro. Y ahí sigue, en la mancheta que pueden ver en la página 61.
Lo que resulta más misterioso es la fecha en la que la fuente dejó de echar agua y se “mudó” a su actual emplazamiento. Una placa en su estructura asegura que llegó en 1958, pero del Dique podría haberse ido en 1903, según otros documentos.
Lo que sí es seguro es que no permaneció en la actual plaza de Galicia hasta casi los años sesenta porque el 16 de septiembre de 1949 Franco inauguró el monumento a los caídos en África, ubicado justamente donde estaba la Fama. Entremedias, la hemeroteca nada aclara sobre su paradero, así que bien merecerá otro reportaje.
La fase 1 del proyecto “Abrir Ferrol al Mar” contempla una partida alzada para ejecutar la rehabilitación de la Fuente de la Fama, que se pondrá en manos de un restaurador profesional. Confirma el Concello que las tareas implicarán el desmontaje de la estructura, tal y como figura también en la memoria de Proyfe, la empresa adjudicataria.
En el texto, se considera el obelisco uno de los “elementos patrimoniales de interés” del ámbito de la obra y, además de su lavado de cara, se incluyen otras actuaciones en la plaza en la que se encuentra, como el traslado de los elementos militares (cañones).
No obstante, precisan fuentes municipales que el monumento no cambiará de ubicación. De hecho, se modificará el pavimento de la zona —combinando el granítico con el de jabre— y se elevará la cota de la calzada, enmarcándose en una hilera de fresnos de flor que pasarán a formar parte de la recuperación de la alineación de arbolado que había antiguamente.