Al Racing aún le falta para ser lo competitivo que aspira a ser esta temporada. Aunque la derrota encajada ante el Sporting de Gijón entraba dentro de lo posible por ser frente a un rival que va a jugar en Segunda –el equipo ferrolano lo hará en Primera RFEF– y que, además, ya va a empezar su campeonato la semana que viene –el cuadro verde aún tiene que esperar tres semanas–, la falta de contundencia mostrada en las dos áreas, sobre todo a nivel defensivo aparece como una de los aspectos a mejorar en lo que queda de pretemporada.
 

A pesar de tener enfrente un rival de categoría superior, que además pareció empezar mejor, el Racing dio la talla ante un Sporting de Gijón que, a pesar de haber jugado unas horas antes –pero con un once completamente diferente–, apenas fue capaz de mostrar su teórica superioridad. El equipo ferrolano, incluso, realizó los dos primeros lanzamientos a puerta del encuentro –un golpe franco que Gelardo disparó demasiado alto y un lanzamiento desde la frontal de Álvaro Ramón que el meta Christian Joel paró sin grandes apuros–.

La diferencia de categoría, sin embargo, se vio en que el Sporting de Gijón aprovechó la primera ocasión de que dispuso para adelantarse en el marcador. Una acción combinativa por la banda derecha finalizó con un centro de Guille Rosas desde la línea de fondo para que Caicedo cabeceó de manera inapelable al fondo de las mallas. El tanto calmó la puesta en escena sobre el terreno de juego de la escuadra gijonesa, que controló el partido con más facilidad ante un rival que, por contra, pareció bajar un poco la intensidad.  
 

Solo en los minutos previos al descanso el cuadro verde volvió a acercarse con peligro sobre las postrimerías de la meta sportinguista. Así, una vaselina de Pascu que el portero Christian Joel desvió “in extremis” y un remate de Antón Escobar que el cancerbero cubano mandó a córner con ciertos apuros demostraron que el Racing seguía muy vivo en el partido de cara a la segunda parte del enfrentamiento.

Incisivo
 

Aunque tras el descanso solo hubo dos cambios –ambos por el bando racinguista–, el decorado del partido sí varió tras el intermedio. Con el cuadro verde más incisivo en la búsqueda de la portería rival, los primeros compases de este segundo acto transcurrieron casi siempre cerca de los dominios de la portería del Sporting de Gijón, pero sin ser capaz de generar ocasiones demasiado claras como para estrenar su casillero y apretar el marcador del choque.
 

Pero, igual que había pasado en la primera parte, el cuadro asturiano no necesitó prácticamente nada para marcar. Fue tras una acción ofensiva de Caicedo, que superó a todo cuanto rival se le puso por delante para, cuando se metió en el área, ceder a la llegada de Guille Rosas, cuyo remate –tras tocar en un rival– se coló en el fondo de la portería de una escuadra de la ciudad naval que, de todas maneras, no cedió en sus intentos por buscar la portería contraria.
 

Con el paso de los minutos, el partido se fue abriendo y el dominio racinguista se topó con el peligro que creaba el rival cada vez que era capaz de montar una contra. Así fue como llegó la acción del tercer tanto de la escuadra asturiana, que sentenció más un partido que sirve para aprender.

FICHA TÉCNICA