En vez de ser un ensayo general para el campeonato liguero, para el Racing el partido que lo enfrentó al Celta Fortuna con motivo de la sexagésima edición del Trofeo Concepción Arenal fue un bofetón de realidad. Más por el resultado que por lo visto sobre el terreno de juego, pero a fin de cuentas la derrota encajada le confirma que todavía tiene mucho que mejorar si, como aspira, quiere ser uno de los mejores del grupo 1 de Primera RFEF para, de esta manera, acabar luchando por el retorno a la categoría de plata del fútbol español.
Saltó el Racing con un once que apunta también a ser titular dentro de una semana en el inicio del campeonato liguero. Y el partido lo empezó con la intención de hacerse con el control a través de la posesión de la pelota frente a un rival que apostó por jugar con una línea de tres centrales y dos carrileros de mucha profundidad. De todas maneras, estas intenciones no cristalizaron más que en un par de llegadas con peligro sobre la meta del filial celeste, pero sin llegar a generar grandes ocasiones.
Aunque algunas imprecisiones del equipo ferrolano permitieron a su rival generar el primer peligro sobre la meta local, en realidad el encuentro discurrió de una manera bastante plana. Solo una colada de Álvaro Juan por la derecha que Antón Escobar no acertó a rematar de manera acertada, otro disparo de Jairo Noriega que se fue fuera y otra combinación del ataque racinguista que no tuvo premio sacó al encuentro del tedio que se registró en la primera parte hasta llegar del descanso de la cita.
La segunda parte la empezó mucho más enchufado el filial del Celta y eso, además de hacerlo jugar casi siempre cerca de la portería rival, se tradujo en el gol con el que se adelantó en el marcador, obra de Antañón al resolver con un tiro a la escuadra una pelota suelta en la frontal del área. Así, el equipo ferrolano se vio por detrás en el marcador y trató de reaccionar de inmediato, aunque un remate de Antón Escobar tras el centro de Álvaro Juan no encontró la portería.
El empuje del Racing, sin embargo, no fue lo suficientemente intenso como para sitiar a su rival. Así que el filial celeste se mantuvo cómodamente plantado en su mitad del terreno de juego a la espera de crear peligro a través de una contra. Fue de esta manera como llegó primero su segundo tanto –marcado por Miller a través de un buen tiro desde dentro del área– y al poco el tercero –otra vez con el mismo autor, un tanto que despertó unos tímidos pitos entre la afición–.
Quedaban poco más de diez minutos para el final del encuentro y, aunque el cuadro verde no dejó de intentarlo en ese tiempo, en realidad sus ataques no llevaron aparejada la intención suficiente como para, al menos, estrenar su casillero. Así que el cuadro verde se quedó con una derrota que, además de lo que duele por ser en el trofeo local, preocupa por el hecho de llegar a una semana de que empiece el torneo regular de Primera RFEF.