España estrena hoy su participación en la 73 edición de la Berlinale con "Matria", la ópera prima de Álvaro Gago, un homenaje a una persona muy querida a través del cual el realizador busca también romper con el mito del matriarcado gallego.
"Quería hacer esta película por hacer un homenaje a una mujer que admiro, quería hacer esta película para profundizar en la precariedad global, general, tan normalizada, a la que estamos tan acostumbrados y acostumbradas y que nos rodea en el día a día", explica el cineasta en entrevista con EFE.
La fuente de inspiración es Francisca Iglesias, una mujer "que se siente invisible" y que así lo había verbalizado en muchas conversaciones con el realizador.
"Mi admiración fue creciendo desde el momento en el que entró en mi casa y radió luz en un momento en el que mi abuelo estaba pasando por un luto muy profundo, como sucede un poco en la película", explica.
"Matria" es un vibrante retrato de una mujer, Ramona, interpretada por María Vázquez, que con mucho trabajo y un rudo encanto lucha por salir adelante en un pueblo de pescadores gallegos.
Para la actriz, interpretar a Ramona fue un reto, por ser un personaje opuesto a los que le suelen dar -más introvertidos y callados- y un "regalo" que le hizo el cineasta.
Ramona es un personaje que "expresa sin filtro todo lo que le pasa por la cabeza" y, en ese sentido, para la actriz resultó también muy "liberador".
El personaje, no obstante, tiene también su complejidad y no todo es diversión y extraversión, pues Ramona "tiene una carga dura de vida".
Para Vázquez fue un reto también "darle voz a tantas mujeres que día a día luchan por sobrevivir en un mundo que se lo pone muy difícil, donde todo es precariedad".
También fue un desafío, agrega, representar a unas mujeres de una zona que admira y "hacerlo con mucho respeto también con el lenguaje, el idioma, el acento", para que pareciera "una más".
En su película, Gago quería abordar además el mito del matriarcado gallego.
"Tenemos que terminar de una vez por todas esta asociación que se hace de una mujer, gallega en este caso, pero una mujer, en general, que lleva la casa a cuestas, que hace absolutamente de todo, como una mujer poderosa a nivel político, familiar, social. Esto no casa", afirma.
Lo que se ve en la pantalla es "una ficción, con una base muy real" y con muchos elementos en común entre la vida de Francisca y la rutina diaria de Ramona, también en las contradicciones del propio personaje, "que forma parte de ese contexto tan opresor, tan machista, tan patriarcal; y, por lo tanto, bebe de ahí", explica.
Durante el proceso de guión, tuvo que tomar distancia e incluso "rebajar el nivel de opresión" que la realidad le estaba dando, porque lo reiterativo en la rutina, en cuanto a la precariedad laboral, a lo machista, "parecía exagerado", señala.
También hizo esta película porque le permitía pasar más tiempo con Francisca, "que tiene un humor muy como Ramona en la película" y que considera muy "sanador", y con mucha otra gente, porque, al final, hacer un filme son cuatro o cinco años que, dice, no va a "hipotecar".
Para el realizador, Francisca es casi también "una consultora creativa", una "cineasta en potencia" con un impresionante "despliegue intuitivo".
"Está muy orgullosa y está contenta de que además sea María la que la encarne", asegura.
La actriz, por su parte, agradece la "generosidad" de Francisca, que desde el primer momento le brindó todo su apoyo.
"Para mí también fue como una 'coach'", además de una fuente de inspiración inagotable, porque además, ella es inimitable", afirma.
Estar en la Berlinale es "un lujo" y un "premio" para la actriz, quien destaca el hecho de que una película "tan pequeña, en gallego, traspase fronteras".
Gago, por su parte, dice sentirse "un privilegiado" y asegura que es "una maravilla" estar en el festival, donde su filme, dentro de la sección Panorama, opta además al premio para la mejor ópera prima.