Elizabeth Alves Freitas es la dueña de la Pastelería Amaria, ubicada en Fene y denominada así por Amable y María, los nombres de los padres de su suegra. Antiguamente, él era un importante panadero de la comarca con un horno al que bautizó con su nombre y que regentó hasta que se jubiló, momento en el que su hija fundó otro local: la actual confitería.

Desde la pandemia, es ella la que se encuentra a cargo de este establecimiento que es, sobre todo, conocido por su lacón y sus empanadas. De hecho, cada fin de semana suele vender entre seis y ocho piezas de carne, pero en los festivos la cifra asciende a las 20 o 25. 

La empanada es otro de los productos estrella para los compradores, que pueden llegar a pedir entre 120 y 130 a la semana. El relleno más demandado es el de atún, pero en Amaria hay una gran variedad que va desde el pollo con champiñones al bacalao con pasas o zamburiñas, congrio y raya. En cuanto a dulces, triunfan especialmente las tartas de queso y las bayonesas, hechas a base de hojaldre y crema casera.

 
Elizabeth explica que una parte importante de la clientela es habitual y, además de acudir al local frecuentemente para pedir tanto el pan para sus comidas diarias como lacones o dulces para momentos más festivos, contribuyen a engrandecer el negocio a través del boca a boca, algo que agradece.

La dueña incide en que gracias a esta ayuda apenas necesita promoción externa, pues ya solo así consigue llenar su local, de manera que cada verano cuenta con la presencia de turistas que acuden a la pastelería  —por recomendación de los propios vecinos de la comarca—  para llevarse sus productos a lugares como Asturias o Madrid.

Elizabeth considera que lo que hace diferente y especial a Amaria es la posibilidad de encargar una gran variedad de comida para llevar además de dulces, de forma que, en un solo lugar, “vienes para comprar la comida y te llevas ya los postres”.