Después de un mes dedicado a los preparativos previos y una noche en vela, el pueblo de Ares pudo este domingo sacar pecho un año más de sus alfombras florales, “su tradición más arraigada”, como valoraba la presidenta de la entidad que coordina la elaboración de los tapices, Teresa Muiños.
Horas antes había vivido el momento que llevaba un año esperando, “ver todo terminado con Ares durmiendo, antes de irme yo a descansar”. Pero para llegar a ese instante, las manos tuvieron que multiplicarse durante toda la jornada previa, horas realmente especiales en las que “muchos vecinos de otras localidades vinieron y se volcaron con nosotros”, relataba emocionada, haciendo un balance “superpositivo” al poder presumir de una villa “engalanada” a golpe de tijera.
En esta ocasión, los cinco tramos de la alfombra —que completan un recorrido de algo más de kilómetro y medio por la plaza de la Iglesia hasta el paseo y las calles Real y María— lucieron especialmente coloridos. Un faro y un barco pesquero para recordar el carácter marinero de la villa, pero también fue muy llamativa una preciosa secuencia de escenas indianas en las que aparecían desde conocidos edificios del municipio —la Alianza Aresana o la Agrupación Instructiva de Caamouco— a estampas en La Habana o en el barco con destino a Cuba.
Otra de las grandes protagonistas fue la película de animación “Inside Out” (“Del Revés”), puesto que sus protagonistas decoraron parte del recorrido copando la atención y el aplauso de los más pequeños. Además, como no podía ser de otra forma, los motivos religiosos tampoco faltaron en la decoración, que permaneció intacta hasta el momento de la procesión, al finalizar la misa de cinco, cuando la custodia del Corpus Christi pisó el itinerario floral que marcaron los aresanos.
El verde de las tuyas, el amarillo del pampillo, los colores pastel de las hortensias y los intensos tintes de la sal y el serrín componen la paleta vegetal con la que unos 200 voluntarios rellenaron los diseños previamente pintados en las losas y el asfalto. Se trata de una tarea que, normalmente, finaliza con el amanecer, en torno a las seis de la madrugada, pero que en este 2025 lograron agilizar por la gran cantidad de gente que llegó a echar una mano.
Es un trabajo colectivo e intergeneracional en el que se mezclan los niños con adultos y las personas mayores, y cada uno lleva a cabo las tareas que pueden afrontar según su edad, explican las alfombristas, recordando que fue hace unos 43 años cuando los pequeños tapices que elaboraban delante de sus portales crecieron hasta convertirse en un evento que logró la distinción de Interés Turístico de Galicia en 2009.
Sucedió cuando un grupo de mujeres de la Asociación de Amas de Casa viajó hasta Ponteareas y viendo sus creaciones pensaron que ellas no podían ser menos. Ahora, emplean más de 30 toneladas de materiales que se recogerán a lo largo de este lunes para dejar todo despejado.
Destacaba Muiños que el Concello “se porta muy bien” no solo con estas tareas de limpieza, también con el apoyo económico y poniendo a disposición de los grupos de trabajo sus medios de transporte y personal para mover el material que se recolecta en el campo hasta los lugares de picado.
Con todo, para cubrir otros gastos, la Asociación Alfombras Florales de Ares puso a la venta su “merchandising” y también la lotería de Navidad más tempranera de la comarca. “Si todos se llevasen una participación, ayudarían a que se perpetúe la tradición”, animaba la presidenta.