Uno puede tomarse un café y no parar de escuchar a la mesa de al lado echar pestes sobre los políticos. Y claro, uno se cree que todo lo que rodea a nuestros regidores es amargo. Pero alguien en A Coruña ha decidido darle una vuelta al asunto y crear una versión del palacio de María Pita más colorida y, sobre todo, mucho más dulce. Más de medio metro de altura repleta de azúcar.