La falacia del falso dilema es un clásico en política. Los argumentos varían, pero la lógica es la misma: Que una situación puede ser de un modo o de otro, pero únicamente de esas dos formas, cuando, en realidad, podría ser de muchas otras (que no son del interés del orador). Ejemplo clásico: O gobernamos nosotros, o esto es el caos. En Extremadura estos días abundan este tipo de planteamientos. Ejemplo: O el PP gobierna solo, o elecciones. Nadie parece cuestionarlo, aunque la simple abstención de uno de los grandes grupos bastaría para conformar un gobierno con mayoría simple. Ocurre que eso sería un ejercicio de responsabilidad con lo votado y no tacticismo político, así que vayan descartándolo. Después está la falta de coherencia: Que gobierne la lista más votada. Pero solo si es la nuestra, claro.