No hay verano en Galicia sin coches de turistas flotando en aguas de algún muelle. Turistas con escaso conocimiento de las mareas o con enorme optimismo que deciden que la solución a la falta de aparcamiento es estacionar al borde del mar. En zona prohibida, además. La multa se la ahorran, pero no les compensa la confirmación de que su vehículo no es anfibio.