Los bomberos de Ferrol y Narón, como los de muchas localidades de Galicia, están dando un ejemplo de solidaridad que, dentro de unas semanas, se nos olvidará. A veces nos olvidamos del valor y de la entrega de los servidores públicos cuando no los necesitamos y eso es injusto. La vocación debe mover a todo trabajador porque, de esa manera, estará preparado para empatizar con los que lo necesitan. Y ahora, sí, los necesitan.