Menuda chapuza la del sorteo de octavos de final de la Liga de Campeones, ese que se sigue en directo desde medio mundo como si fuese el del Gordo de Navidad. No parece tan difícil saber qué bolas no se pueden meter en el bombo de los emparejamientos: las de los equipos que ya se hayan enfrentado entre sí. Y sin embargo, ahí estaban. Desde la UEFA culpan a la tecnología, que erró en sus combinaciones. Mejor eso que decir que se habían colado al coger las bolitas. Y encima la repetición perjudica al Real Madrid. Pero le va a servir de poco protestar. Villarreal y Atlético están tan callados como satisfechos. FOTO: Un sorteo normal | efe