Buena se ha montado a cuenta de que el bono cultural con el que Sánchez pretende recaudar votos entre los jóvenes de 18 años se podrá dedicar a casi todo menos a pagar parte de una corrida de toros. Y eso que la tauromaquia está reconocida desde que gobernó Zapatero como cultura. Pues eso que los cuatrocientos euros se podrán dedicar a comprar videojuegos (independientemente de que esos sean violentos o no) a ir a conciertos (incluso de reguetón, que ya veremos dónde está ahí la cultura) o a ir al cine a ver una peli de superhéroes, pero, por supuesto, no para ver una corrida de toros. De eso se encargó el ala podemita del Gobierno, que marcó una línea roja que Sánchez no tuvo ningún problema en asumir. Al fin y al cabo, se trataba de sacar adelante los presupuestos y conseguir votos, nunca se dijo que había que ser coherente.