Todo lo que tiene que ver con Kim Jong-un es tan estrambótico que resulta fascinante. Ahora podría ser que él no fuera él. O sea, que utilizase dobles para los actos públicos. No está claro si por seguridad –aunque nadie se atrevería jamás a atentar contra su grandeza–, por salud o por simple pereza. La cuestión es que ha aparecido con veinte kilos menos, un peinado que se acerca al de un jovenzuelo en la América de los años 50 y un traje de corte occidental. O nos quieren dar gato por liebre o el líder norcoreano ha ido a un programa de cambio radical de imagen. FOTO: Kim Jong-un... o su doble | Europa Press