La deuda pública tomó un respiro en abril, por vez primera de una forma irrisoria, no por ello deja de ser noticia que, lo es, al menos estamos hablando de una ligera caída y se sitúa en 1.389 billones de euros, al finalizar abril, bajando la modesta cifra de 3,4 millones del máximo histórico alcanzado en 1,392 billones, es todo un espejismo temporal, hay que tener en cuenta el incremento de la deuda española en 2020 fue del 13,5%. Por diversos motivos, entre ellos, el gasto de sanidad con motivo de la pandemia y los ERTE, laborales, propiciado por el desplome de la recaudación impositiva.
La pandemia provocó el aumento de la deuda en 164.780 millones de euros, entre abril del pasado año y marzo de este. Lo curioso es que, baja la del Estado y sube la autonómica de forma sensible. El Estado contaba un pasivo de 1,203 billones, al mes de abril, siete mil menos que un mes antes, la Seguridad Social, se mantiene sin apenas diferencias. Sin embargo las comunidades autónomas y las Corporaciones locales, registran un incremento en sus cuentas pasivas, la deuda autonómica se eleva hasta los 310.480 millones, con un nuevo máximo histórico, su incremento de 3.200 millones. Las Corporaciones locales, alcanzan la modesta cifra de 22.700 millones, suponiendo un pequeño incremento de apenas seis millones de euros más.
Estas últimas, son las entidades que más han reducido su deuda desde el inicio de la pandemia sanitaria, las autonomías la incrementaron un 4%, la Seguridad Social, sufrió un incremento del 55% y otras dependientes de la administración, del Estado, alcanzaron el techo del 125% de capacidad en deuda.
El respiro de abril en la deuda hay que situarlo en la incipiente recuperación de la crisis sanitaria, de un modo débil, pero firme, ahora hay que poner la vista en los próximos meses en lo que pueda acontecer con la relajación de las medidas sanitarias y la lenta e inexorable vacunación de la población española.
Todo dependerá de cómo se desarrolle en conjunto y el acierto en la toma de medidas, para evitar volver atrás. La deuda será un tremendo lastre para las futuras generaciones, las cuales tendrán que hacer frente a su amortización y las medidas a tomar pueden generar escasez de recursos económicos en el mercado laboral, complicando más la situación de una deuda, como un nudo gordiano, difícil de digerir económicamente y marcaría el desarrollo laboral de España.
La cosa, no queda aquí, es más complicada de lo que parece. España, para afrontar sus compromisos, tiene que emitir sobre 150.000 millones de euros en deuda pública, para responder de los gastos ocasionados por la situación de la alerta sanitaria en que se sumió la economía española, la cual se haya en el 125% de su PIB desde el pasado mes de marzo. La autoridad monetaria española, en un sesgo de optimismo, predice que en este año 2021, se empezará a rebajar dicha deuda. Una cosa es decirlo y otra muy distinta hacerlo.
De todos modos, algún día tendrá que iniciar la senda bajista, no puede durar tanto tiempo en los niveles actuales.