El predominio formalista

A lo largo del tiempo, la relación entre la materia y la forma en el mundo del Derecho ha entendido de muy diferentes maneras. Unas veces, se prima especialmente la forma en detrimento de la materia y nos situamos en el formalismo, el estructuralismo o el positivismo. Y, en otras, prevalece la materia sobre la forma y aparece el doctrinarismo, principialismo o esencialismo.

Para enfocar adecuadamente esta cuestión es menester situarse en los postulados del pensamiento abierto, plural, dinámico y complementario desde una perspectiva de equilibrio entre ambas maneras de entender la realidad. Es verdad, quien podrá negarlo, que en ocasiones encontraremos equilibrios más o menos inestables, quizás más formales o más sustanciales. Esto es así porque partir de una formulación categórica y dogmática, estática, para entender la importancia de la materia en el Derecho, especialmente en el Derecho Administrativo, es fundamental para avanzr el pensamiento abierto, dinámico y complementario.

La concepción formal o procedimental del Derecho, de gran prestigio y general aceptación en el Derecho Público, especialmente en el Derecho Administrativo, corre, cuando se entiende al margen de la sustancia o de la materia, de los valores del Estado de Derecho, un grave peligro. Me refiero a la excesiva ritualización, a la obsesión o idealización de la forma, que poco a poco va desnaturalizando el fin al que debe servir: la realización de la justicia.

Por eso, cuando se renuncia a la sustancia jurídica en beneficio de la simple forma, se acaba negando nada menos que la justicia porque el silogismo que identifica el Derecho con la Ley, dice Sánchez Pedroche, es incapaz de dar cuenta de los variados problemas que pueden darse en la realidad social en la que es necesario aplicar la norma. Primero, porque la forma jurídica sin su vinculación a la justicia podemos no es forma jurídica y, segundo, porque la realidad social, la materia prima sobre la que trabaja el Derecho, debe ser tenida en cuenta, y muy en cuenta. Cuando la realidad, cuando la vitalidad de la realidad se margina, entonces la forma se desconecta de su sentido y acaba siendo un instrumento del poder o una pura abstracción, tal y como la reciente historia europea del siglo pasado pone de manifiesto.

Hoy, como ayer, estamos ante la deriva formalista y positivista que aspira a manejar la actual tecnoestructura con el propósito de hacer añicos los valores del Estado de Derecho. El ensayo realizado durante la pandemia es el presagio del autoritarismo y totalitarismo por llegar.


El predominio formalista

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