CUANDO un poni tiene ruedas o es el resultado de una mutación genética o es de juguete. Afortunadamente los de una atracción de feria de Vilagarcía eran del segundo tipo. Así se lo ha hecho saber el Concello a los activistas de Libera y de la Fundación Franz Weber, que habían denunciado las largas jornadas de trabajo de los caballos enanos, expuestos a un ensordecedor ruido, posiblemente víctimas de golpes y, por supuesto, víctimas del estrés. Si en vez de hablar de memoria, los animalistas se hubiesen acercado al tiovivo se hubiesen evitado el ridículo. Pero, claro, hay tanto burro... FOTO: un poni de verdad con su cuidador | aec