El chocolate del loro

El nuevo impuesto para gravar los grandes premios de loterías significa una auténtica cafrada. Una familia venida a menos no se avenía a reducir gastos. Seguía con criados, chéfer y coches. Tenían un loro y el cabeza de familia, para lograr economías, dijo: “Eliminemos el chocolate del loro”, que eran diez céntimos diarios. Pues eso mismo viene a hacer el Estado con las loterías. Se acabaron los grandes premios de los sorteos de loterías libres de impuestos. Hasta ahora, los ganadores del “gordo” de Navidad se llevaban íntegro para sus bolsillos lo ganado. Pero el sorteo de este año será el último en que sucederá esto.

Entre las nuevas medidas tributarias que el Ejecutivo aprobará figura la creación del disparatado impuesto sobre loterías. El gravamen será del 20% y afectará al 40% de los premios, los que superen los 2.500 euros. Este impuesto afectará a los premios de loterías y apuestas organizadas por la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado y por las comunidades autónomas, y de los sorteos organizados por Cruz Roja y la ONCE.

El Ejecutivo calcula que aportará 824 millones a las arcas del Estado entre 2013 y 2014. O sea, poco más de 400 millones al año y, a cambio, un terremoto en las ilusiones de los españoles y un poco más de ruina para los despachos de loterías y similares, que verán mermar sus ya capitidisminuidos ingresos. Total para el Estado, el chocolate del loro. La medida forma parte de un paquete más amplio que contempla también la actualización de los balances de empresas, el fin de la deducción por compra de vivienda habitual, el límite de deducción para amortización, las plusvalías a corto plazo y la prórroga durante 2013 del Impuesto de Patrimonio.

Con este conjunto de iniciativas el Estado espera recaudar 4.375 millones en los dos próximos ejercicios. Con tanto apretarnos el cinturón y dejarnos a la quinta pregunta, el Estado del señor Rajoy va a conseguir que acabemos comiendo m….. y, como decía el castizo, “no va a haber para todos”. Es cierto que mucho de lo malo es heredado, pero Rajoy ya lo sabía y no debió presentarse a jefe del Gobierno, habida cuenta de que ha incumplido absolutamente todo de lo que prometió”. Pinocho, a su lado, es un auténtico angelito.

El chocolate del loro

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