El presidente del Gobierno reunió el lunes a grandes empresarios y a una representación de la sociedad civil para supuestamente presentar un ambicioso plan de reformas que brilló por su ausencia. Sánchez ya nos tiene acostumbrados a largos y vacíos discursos. El lunes lo hizo de nuevo. Conceptos como unidad, resiliencia, ecología, feminismo o digitalización son los que lleva transmitiendo desde hace meses.
Sin embargo, no ha hablado con nadie fuera de su órbita, ha obviado a la oposición, ha mentido con los números de la crisis sanitaria y no ha puesto en marcha un plan serio para minimizar el impacto de la crisis económica.
En su conferencia, de nuevo dejó algunas cosas claras al no convocar a los representantes de las pequeñas y medianas empresas y de los autónomos, a los que está dejando atrás, a pesar de los eslóganes. Muchos no se levantarán, pero eso no parece importar a Sánchez, que no fue a escuchar sino a que le escucharan. Muchos observadores ya advirtieron del fin último de este encuentro y que no era otro que presionar a Pablo Casado, líder de la oposición, para que trague con lo que el Gobierno le ponga delante, bien sean los Presupuestos o cualquier plan de recuperación. Un trágala que ayer mismo, antes de la reunión que mantendrán hoy en Moncloa, ya ha rechazado Casado. “A mi no me presiona nadie” ha dicho el presidente del PP, quien ha añadido que con Podemos ni a la vuelta de la esquina.
Ahora, “España puede” es el último invento de la factoría. Un mensaje hueco y obvio. Claro que podremos, pero con este Gobierno lo haremos con mucho dolor. No hay un borrador de Presupuestos, ni un cuadro macroeconómico, ni planes que enviar a Bruselas para recibir el dinero acordado. Lo que hay, aún hoy, son miles de trabajadores en un Erte, miles de empresas y negocios cerrados, sectores enteros devastados por la falta de un plan para reactivar la economía.
El lunes la promesa fue que el PIB dentro de tres años crezca un 2%. De momento, la caída de la economía supera el 20%, las previsiones para el tercer trimestre empeoran por la segunda ola del coronavirus y las expectativas para todo el año son cada día peores. La propia vicepresidenta económica ya habla de una caía superior al 10% y anunció que las cifras de paro de agosto van a ser “especialmente negativas”. Este es el auténtico panorama del país en este momento. Un cuadro sanitario descontrolado, una economía que agoniza y un Gobierno incapaz de tomar las riendas.