LA sapiencia política del patriarca de los Pujolone, de su heredero, Artur Mas, y del delfín de este, Puigdemont, tiene a Cataluña hundida en la miseria económica. Ni siquiera pidiendo cada dos por tres a Madrid algunos millones del dinero que le “roba” es capaz de llegar a fin de mes desahogada. Y la situación está a punto de volverse crítica, pues el conseller de Cultura, Santi Vila, asegura que se han extraviado dos obras de arte que la Generalitat compró de forma ilegal a Aragón y que el juez le ha condenado a devolver. Como sigan sin aparecer y el magistrado imponga el pago de una indemnización, alá vai a Generalitat; se queda hasta sin pasta para convocar el referéndum.