La cuesta de enero más cruel

La viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Margarita del Val no se fía un pelo de nosotros. Y con razón. A un mes para que lleguen las navidades ya avisa, por si no habíamos caído en la cuenta, de que la cuesta de enero en lo que al coronavirus se refiere puede ser terrible, porque los enfermos ya no serán desconocidos o personas con las que no tenemos especial relación, serán nuestros padres, nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros nietos, nuestros sobrinos y nuestros cuñados. Y nosotros mismos, claro. Y puede que inventemos un nuevo lema del estilo “familia que pasa el Covid-19 unida, permanece unida”, pero qué necesidad de comprobarlo. No sea que por el camino perdamos a algún miembro y nos coma la culpa el resto de nuestros días. Ya nos hartaremos de vernos las caras y desquitarnos cada fin de semana de todas las celebraciones atrasadas.

La cuesta de enero más cruel

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