Un lío otoñal con el verano

ES un suponer, solo un suponer, pero pongamos que la película seleccionada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España para los Oscar –esos premios en una de cuyas galas Penélope Cruz gritó: “¡Peedroo!” y en vez de aparecer un cabrero surgió Almodóvar– gusta a los americanos, pasa la primera criba y se convierte en candidata a mejor cinta en lengua no inglesa. Por seguir suponiendo, resulta que les gusta tanto que no solo se queda como aspirante al galardón, sino que lo consigue. En Estados Unidos el filme se titula “Summer 1993”, pero su directora, Carla Simón, la rodó en catalán y la bautizó como “Estiu 1993” y España la envió a Los Ángeles bajo la denominación “Verano 1993” y ahí viene el problema. ¿Ese Oscar pasaría a engrosar el palmarés español?, ¿o sería el primero de Cataluña...? Casi es mejor que a quienes tienen que decidir sobre las nominaciones no les guste mucho a longametraxe –¿cómo se dirá en catalán?– y la dejen fuera ya de entrada.

Un lío otoñal con el verano

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