Hace dos años la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Mundial de la Justicia Social al objeto de recordar de que era necesario mantener y proteger los derechos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. En esos mismos momentos la Organización Internacional del Trabajo lanzó una pregunta para el debate: ¿La crisis: amenaza u oportunidad para la Justicia Social?.
Muchos pensamos que la crisis es una oportunidad de futuro a pesar de la gravedad de la misma, que no tiene precedentes en nuestro país que ha llegado a destruir más empleo y más rápidamente que las principales economías europeas. Para ello es necesario un cambio de mentalidades así como la modificación o reforma laboral, consensuada con los agentes sociales, para evitar que sigan creciendo los más de cinco millones de parados y que en España nos quedemos únicamente unos pocos privilegiados, que tenemos trabajo, los parados y los pensionistas.
No es de recibo que uno de cada tres jóvenes españoles no hayan llegado a trabajar nunca por no encontrar un empleo, a pesar de ser la generación mejor preparada de la historia de nuestro país. En las próximas décadas la solidaridad tiene que hacer gala en el mundo laboral y los que tenemos la suerte de trabajar debemos ser conscientes de la angustia que sufren esos millones de parados para dejar de lado nuestros privilegios y dejar de seguir blindando nuestros contratos a costa de los que buscan ejercer un derecho constitucional y humano como es el derecho al trabajo, sin él poca o ninguna justicia social puede existir.