El nuevo Mr. Marshall del municipio de Estremeras

Estremeras llegó a ser un próspero municipio de la Comunidad de Madrid. A una nutrida colonia catalana le dio por instalarse en su cárcel y los negocios florecieron. El regreso a Cataluña de los presos cegó el crecimiento de la localidad. Cerraron las academias de idiomas que habían abierto para introducir a los funcionarios de prisiones en los secretos del don de lenguas; cerraron los restaurantes de comida típica de la otra orilla del Ebro donde los familiares de los reclusos se daban grandes festines cuando iban de visita... ruina, ruina y ruina. Por suerte ahora hay un resquicio para la esperanza, pues allí se aloja el excomisario Villarejo. El sector de la informática y las telecomunicaciones ya ve un nicho de negocio importante, aunque tendrá que compartirlo con el de gabardinas y gafas de sol, porque qué es un espía sin esos dos complementos.

El nuevo Mr. Marshall del municipio de Estremeras

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