Ciertas organizaciones políticas vendieron en las últimas elecciones locales (2015) lo que dieron en llamar “democracia participativa” con diversas variantes entre ellas los “presupuestos participativos”.
A estas alturas del mandato ya podemos decir que los resultados nada tienen que ver con la •”democracia representativa” que a fin de cuentas es resultado del pronunciamiento de las mayorías y de un proceso con garantías , cosa muy distinta es la “mal llamada democracia” y de “resultados nulos de participación”.
En absoluto puede darse valor de “voluntad popular” la asistencia y opinión de media docena, dos docenas o unas pocas de docenas de vecinos que asisten a un pleno de una pequeña población o de una ciudad. Las mayorías no asisten, no asistían y no asistieron por lo tanto la expresión mayoritaria queda viciada y por ello excluido el calificativo de “participativa” a una práctica que por no ejercida no es democrática.
Pero la evolución propia de la política puede experimentar en un futuro inmediato formulas mas garantistas que traduzcan el sentir y las demandas de los vecinos.
El reforzamiento de lo que da en llamarse Oficinas de Atención Ciudadana puede resultar un potente instrumento de democracia directa si se explora esa atención al vecino mediante el uso, desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías y un adecuado control de calidad y satisfacción del servicio.