CUANDO a xente do común desembarcó en María Pita lo hizo cargada de promesas. Una de ellas era la de acabar con el chabolismo. Para ello trazaron un ambicioso plan que no se limitaba a sacar a los habitantes de los poblados de sus infraviviendas sino que, además, pretendían buscarles una ocupación o darles educación. Desde luego nadie puede criticarles por buscar una solución definitiva a un problema que lleva años enquistado en la ciudad. Sin embargo, más de un año después de aquella teatral toma de posesión y dos meses después de presentar el plan integral al que pomposamente bautizaron como “Plan de Acceso al Hábitat Digno”, nadie sabe nada de aquello a lo que en su día se comprometieron. Es algo que los mareantes suelen hacer, pero molesta que jueguen a la demagogia con un colectivo tan vulnerable. Los chabolistas se quejan, pero por el momento del consistorio solo reciben el silencio más absoluto.