Las fiestas de agosto

Escribió Castroviejo que A Coruña es como un encantador parque de atracciones, una ciudad para ser paseada calmosamente, con primaveral pereza y desgana que, añado yo, hasta hace bien poco estaba situada en posiciones de champions por su liderazgo financiero, por ser la sede de empresas relevantes y punteras y hasta por contar con un equipo de fútbol que fue capaz de codearse con los grandes en el concierto futbolístico nacional e internacional.
Esta ciudad “fuerza y guarda del Reino de Galicia” pasa ahora por una mala racha en lo político, en lo económico, en lo social y en lo deportivo, pero no pierde la sonrisa ni la alegría de vivir. Precisamente para contrarrestar todos esos sinsabores que le hace probar la realidad prosaica ha confeccionado un programa de fiestas esplendoroso que abrió con un pregón de altura Xoel López, un artista excepcional y gran embajador de Marineda, que invitó a los coruñeses a participar en las fiestas de María Pita.
El programa es denso y sumamente atractivo. Hasta el día 24 los coruñeses y los forasteros, que aquí no tienen tal condición, podrán disfrutar de conciertos y verbenas populares, teatro y circo, toros y competiciones deportivas, aeromodelismo, fuegos artificiales, las ferias de artesanía y del libro, el salón del Cómic Viñetas desde o Atlántico, el certamen de Casas Regionales... en más de 700 actos distribuidos por todos los rincones de la ciudad.
Puestos a destacar actividades, cabe citar las más de 100 actuaciones musicales, desde grandes conciertos a recitales de habaneras, el folk, el swing, el lujo del Noroeste Pop Rock, la música clásica o las verbenas en los barrios. También sobresale el festival de artes escénicas “Faranduleando” con decenas de artistas, espectáculos y representaciones que responde a la filosofía de acercar los actos a la ciudadanía.  
“Toca tomarse un respiro, renovar energías y compartir buenos momentos”, dice el Alcalde y toca levantar los ánimos alicaídos por causa de la crisis que está castigando sobremanera a la ciudad de A Coruña.
Las fiestas y romerías, además de su aspecto lúdico tienen un retorno económico y siguen siendo una de las señas de identidad de un pueblo. Aquel que las conserva, esplendorosas o menguantes según sus posibilidades -Galicia ofrece múltiples ejemplos- conserva uno de sus signos distintivos, aquello que le caracteriza y le distingue de los demás. Es el caso de A Coruña que nunca pierde su sonrisa, en las noches de agosto contagia más alegría.

Las fiestas de agosto

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