¿Show de humor?

En el teatro Rosalía de Castro la compañía Rababiero Promociós presentó el espectáculo “Increíble pero cierto”, show de humor con Raúl Cimas e Iñaki Urrutia, único local de Galicia –eso rezaba el cartel anunciador–para verlo y pintiparada ocasión para quienes no lo disfrutasen. Público determinante al acudir a una cita programada en olor de éxitos ruidosos y reiterados. Buena entrada. Escenario vacío, fondos negros, un taburete y un micrófono graduable.

Un presentador singular, explosivo y convincente, abrió este club de la comedia visto mil veces y escuchando en televisiones, emisoras de radio, cafés cantantes y bares musicales. Un diapasón argumental iconoclasta. Simple alfombra de desplantes ácratas. También convocatoria ante sistema donde todo se fustiga. Desde ideas abstractas, pasando por la política, la moral, la familia, los deportes, el teatro, el cine, la solidaridad o el humanismo, incapaz de distinguir entre las personas y los animales y cosas existentes en nuestro planeta.

¿De qué van estos intérpretes? Pretendiendo ser anarquistas, revolucionarios feístas y exquisitos defecadores se pasan tres pueblos en relamida y cursi afectación de sátira social, mordacidad crítica y sonoridades paradójicas. Una cloaca por donde corren los detritos de tristes almas intentando divertir. El insulto como base de lanzamiento para hacer reir con letanías esperpénticas de ideas y pensamientos.

Un muestrario de necedades, de repeticiones, de tópicos. Acaso de tanto escarbar estos avestruces –Raúl Cimas y ostensiblemente Iñaki Urrutia– para ocultarse buscan superar la bestialidad del hombre de Cromañón cuando disputaba su territorio a pedradas. Al cambio un friki de memeces profundas perdido en su irracional laberinto: procaz, necio, torpe, zafio, pedante, osado, pisa charcos, que no sabe distinguir ente el ius naturalis y el derecho de pernada.

¿Show de humor?

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