CURSOS DE VICTIMISMO

El actor Viggo Mortensen, furibundo madridista, reconoce que odia a Mourinho, porque es un cobarde. “Sin riesgo, no hay gloria”, aseguró recientemente en referencia al entrenador portugués. Es muy probable que aprendiese la frase durante el rodaje de Alatriste, pero, desde luego, es muy apropiada para referirse a alguien que carece de valentía.

Que Mourinho sea un cobarde no impide, sin embargo, que sea un hombre de mundo, pues por su trabajo –unas veces como traductor y otras como entrenador– ha residido en varias grandes ciudades europeas. Esa trashumancia le hace además ser políglota. A esa cualidad añade la capacidad para expresar sus pensamientos de forma inteligible aunque esté vestido de chándal, lo cual tiene un mérito incalculable, porque a los otros habituales del chándal –los yonquis y los futbolistas– les resulta imposible enlazar una oración subordinadas con la principal.

Aprovechándose del don de la palabra, Mourinho interpreta el papel que más le interesa en cada momento, aunque dos de ellos son sus favoritos y, por supuesto, los que mejor domina: el de chulo y el de víctima. Ambos los borda. La condición de chulo es innata; la de víctima, en cambio, requiere un aprendizaje y el portugués aprovechó su etapa como intérprete del entrenador del Barcelona para formarse.

Eran los tiempos de la Cataluña de Jordi Pujol, del permanente expolio por parte de Madrid. España entera vivía a cuenta de Cataluña. Los cachorros del Partido Popular le exigían a Pujol que hablase castellano porque era un enano, un razonamiento muy lógico, pues los altos hablan inglés o alemán. Ni siquiera el hecho de que Aznar hablase catalán en la intimidad lavaba la permanente ofensa a Cataluña. Mourinho no pudo tener mejor escuela. ¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?

Duran Lleida era por entonces más delfín que ahora. Su carrera se ha ido estancando con el paso de los años, pero, en cambio, él ha adquirido muchas más tablas. Lleva tantos años expatriado en Madrid que ya tiene más soltura dándole la vuelta a la tortilla (española) que preparando pa amb tumaca.

De hecho es capaz de asegurar que una verdad absoluta, como lo es la afirmación de Feijóo de que “Galicia paga y Cataluña pide”, constituye una incitación al separatismo. O sea, el presidente de la Xunta es el ideólogo de cabecera del catalanismo soberanista y hasta ahora nadie se había enterado. ¡Ay, si Carod llega a saberlo en sus buenos tiempos!

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