El bioquímico Mariano Barbacid, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, ha anunciado que su equipo ha eliminado por primera vez en ratones los cánceres de páncreas más habituales, los más agresivos y letales y los que menos síntomas presentan hasta que se desbocan, de cuantos se conocen en los humanos: apenas cinco de cada cien diagnosticados logran sobrevivir cinco años después del diagnóstico.
Lo anunció con la satisfacción del resultado obtenido por el trabajo realizado, pero preocupado por no sembrar falsas esperanzas. Habrá que ver si el experimento, que ha logrado salvar a la mitad de los ratones manipulados, logra mejorar su eficacia. Y está por ver si la experimentación en humanos funcionará igual que con los ratones. En todo caso, insiste el científico, por mucho que se acelere la investigación, esta no será una solución para quienes hoy padecen este cáncer, pero abre puertas esperanzadoras para el futuro.
Nunca hasta ahora se había observado la desaparición de cáncer de páncreas avanzado en ningún modelo experimental, según el CNIO. Sus responsables han aprovechado para pedir que se ponga en marcha cuanto antes una estrategia nacional de investigación en cáncer que duplique la inversión para llegar a una supervivencia global del 70%. No sabemos qué sucederá, pero me temo lo peor, porque esta misma semana hemos sabido por la intervención General del Estado que el pasado año, con dos gobiernos diferentes, solo se ejecutó la mitad del presupuesto dedicado a la ciencia.
El desdén político es paralelo al interés informativo suscitado por el anuncio de Barbacid. Se ha contado en los medios, por supuesto, pero salvo honrosas excepciones la noticia ha quedado agendada mecánicamente, con talante administrativo, enterrada en guiones y escaletas por otras que tan ocupados nos tienen en los últimos tiempos. Informaciones de las que nadie se acordará el día en que, si todo va bien, las investigaciones del equipo de Barbacid logren resultados positivos en los humanos y algún periodista escriba un artículo sobre ratones y hombres. Es posible que la investigación del CNIO tenga las mismas posibilidades de éxito que el CIS en sus barómetros, pero en las últimas horas periodistas y políticos hemos hablado más de Tezanos que de Barbacid.